La pérdida de poder adquisitivo de los ingresos de la población (salarios, jubilaciones y Asignación Universal por Hijo) fue del 1,8% en los primeros tres meses de este año, llegaría al 2% incluido abril y podría ser de hasta el 7% a lo largo de 2018, según estimaciones privadas, con lo que superaría la caída de la capacidad de compra de 2016. Esta merma es la consecuencia del accionar simultáneo de dos factores: de un lado, una fuerte inflación; y del otro, una suba salarial insuficiente.
Además, este proceso se ha acelerado en los primeros meses de este año, ya que diversas consultoras estimaban a principios de año que la pérdida de poder adquisitivo sería del 1% en el primer trimestre de 2018.
El gobierno hace un esfuerzo por convencer que se cumplirá la meta de inflación de este año. En la última semana, tanto el presidente Mauricio Macri, como los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, y Trabajo, Jorge Triaca, al igual que el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, salieron en diversas ocasiones a reafirmar esta idea. Triaca fue explícito: «Este año se va a mantener el poder adquisitivo de los trabajadores», dijo desde Washington. Sin embargo, los números dicen lo contrario: según Nicolás Trotta, rector de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET), en el primer trimestre de 2018 los asalariados perdieron el 1,8% de poder adquisitivo. «Este año será parecido a 2016, con un comportamiento similar. Hubo una subestimación del nivel de inflación que implicó, según nuestros cálculos, una pérdida de poder adquisitivo del 5% ese año. Ahora también se da una subestimación de la inflación y con el techo a las paritarias del 15% se dará una nueva pérdida», explicó. La UMET proyecta una inflación del 22% para este año.
Andrés Asiaín, director del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), coincide con esta visión: «Este es el año que el gobierno eligió para realizar un ajuste en el salario real», subrayó. El economista observó que la suba del dólar y de las tarifas genera un alza en los valores de los alimentos y el conjunto de los servicios públicos que deja el alza salarial muy por debajo de ese nivel.
Una consecuencia de la suba inflacionaria por encima de la salarial es que aparecen cuestionamientos cada vez más fuertes a la firma de paritarias en el 15% con cláusula de revisión, como ha sido la norma hasta ahora (ver aparte). Aunque una importante cantidad de sindicatos ya firmó paritarias en el 15% sobre los salarios (sin contar los bonos o adicionales por única vez), los que aún no lo hicieron se niegan a seguir ese camino. El caso sintomático es el de la UOM, que firmaría por el 18,5 por ciento. Siguen abiertas las paritarias docentes (CABA y Provincia de Buenos Aires) y de los bancarios, y se suman sindicatos fuertes como Camioneros y Alimentación, cuya paritaria se calentó los últimos días por el rechazo de Arcor, la principal industria de alimentos del país, a otorgar un bono de compensación a sus empleados.
Hay que tomar en cuenta que una pérdida de poder adquisitivo de 2 puntos porcentuales en una paritaria del 15% equivale reducirla en un 14 por ciento.
La pérdida de poder adquisitivo se sintió con fuerza en el consumo. Según los datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), tras una recuperación de las ventas minoristas que tomó todo el año pasado, y que concluyó con números positivos en el último trimestre del año, volvieron las caídas, del 1%, 1,5% y 2% en enero, febrero y marzo, respectivamente. CAMe asegura que hay una pérdida de poder adquisitivo que hace que la población se concentre en elconsumo de artículos básicos, no obstante lo cual, las ventas de los alimentos y bebidas también cayeron un 0,7% en la comparación del primer trimestre de este año contra el mismo período de 2017.
Vuelven las internas
A medida que la inflación sigue su curso ascendente se acentúa la interna en el equipo económico del gobierno, incluido el Banco Central, toda vez que la falta de respuestas ante la carestía agrieta la relación de la administración de Mauricio Macri con los inversores del exterior.
Fue lo que sucedió durante la reciente visita del jefe de Estado español, Mariano Rajoy. Los empresarios españoles que lo acompañaron se quejaron de la inflación. La respuesta del gobierno fue que los precios estaban bajando, pero más importante aún, que mientras no lo hicieran, la Argentina ofrecía super ganancias a los que se decidieran a invertir. El hecho de que los empresarios hayan vuelto aEuropa sin hacer anuncios concretos de inversión (ver página 21) se vivió como un cachetazo político y profundizó las heridas en un gabinete económico golpeado por las internas. Desde el BCRA culpan a Dujovne por el hecho de que la inflación del primer trimestre de 2018 es superior a la del mismo período de 2017 y aseguran que les ataron las manos al no poder elevar la tasa de interés. Cerca del inistro de Producción, Francisco Cabrera, aseguran que es mejor que las manos de Sturzenegger sigan atadas ya que ese nivel de tasas retroalimenta a la inflación.
Lo cierto es que para el 94% de la población, el gobierno no cumplirá por tercer año consecutivo con la meta de inflación. «