Ni el 12% que arriesga de mínima el Presupuesto 2017, ni el 17% de máxima que se plantea el gobierno para el año que viene, ni el 19,7% que mencionaba el Banco Central hasta el mes pasado.
La última encuesta sobre expectativas de mercado establece que la inflación esperada para el próximo año es de 21,1%, medio punto más que la que estimaban un mes atrás los mismos encuestados.
El dato lo aporta el informe de Consensus Economics, una consultora internacional que realiza estudios sobre la economía latinoamericana y que el propio BCRA toma como base para sus cálculos de política monetaria.
Para el estudio fueron consultados 40 analistas, bancos y fondos de inversión locales. De las respuestas que dieron se desprende que además de una mayor inflación, esperan una caída del PBI del 2,2% para este año (el mes pasado estimaban que 2016 cerraría con un 1,8% negativo) y que el rebote de la actividad del año que viene podría ser de 3% (antes preveían 3,2%).
También ajustaron hacia abajo las previsiones sobre inversión y mejora del consumo. El consenso es que hacia fines de 2017 el dólar cotizará en orden a $18,30, algo más arriba que los $17,92 consignados en el Presupuesto.
El Latin American Consensus Forecast no difiere mucho de las conclusiones del último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), un trabajo similar que realiza el Banco Central.
En su actualización de noviembre, en base a las respuestas de 56 encuestados, ese indicador arrojó una previsión inflacionaria para todo 2017 de 20,2%, medio punto más que en octubre.
Quizás por eso este martes se quebró la tendencia descendente de los tipos de interés y las Lebacs (Letras del Banco Central) colocadas por la entidad monetaria mantuvieron su tasa de 24,75% a 35 días.
Todos estos números se alejan de los deseos del gobierno de una banda inflacionaria de entre 12 y 17% para el año que viene, con un aumento para los salarios privados en torno al 15%. Por de pronto, el año que termina tendrá un aumento de precios al consumidor de punta a punta superior al 40%, según quién lo mida (el Indec estuvo varios meses sin calcular su IPC).
Este martes se conocieron dos estimaciones privadas sobre lo que ocurrió en noviembre. Por un lado, el Instituto Estadístico de los Trabajadores calculó que la estructura de gastos del conjunto de los trabajadores aumentó el mes pasado 1,6%, con lo que el acumulado de los últimos doce meses trepa a 41,1%.
Mientras que la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), estimó que el valor de la Canasta Básica Total subió en el penúltimo mes del año un 1,5% hasta situarse, para una familia tipo (matrimonio joven y dos hijos), en $ 11.894, línea debajo de la cual se considera que ese hogar es pobre.
Para la misma entidad, el valor de la Canasta Básica Alimentaria, que determina la línea de indigencia, se ubica en $ 5.209, con un incremento con relación al mes anterior de 1,6%, lo que demuestra que la variación en el costo de los alimentos es mayor al promedio de los demás artículos y que en consecuencia los hogares más pobres son los que más sufren los aumentos de precios.