En los primeros días de enero la mirada sobre el rumbo de la industria para el ciclo 2018 pasó de blanco a gris y encendió todas las alarmas en un año clave para la economía nacional. Los especialistas finalizaron 2017 con pronósticos de un crecimiento en torno al 2% pero apenas un mes después empiezan a replantearse ese número y ya hablan de un techo del 1% en un marco de congelamiento de la actividad.
La consultora Radar publicó hoy un informe en el que advierte que la industria entrará en una fase de «estancamiento» que oscilará entre el cero y un 1% a fin de 2018. Para el informe privado, la economía en general puede crecer por encima del 2 por ciento pero el eslabón fabril dejará que desear, aun cuando se espera que el socio Brasil repunte después varios años de recesión.
El informe de coyuntura económica de esa fuente avisa que este año espera un «estancamiento de la producción (0%-1%)» y precisó que «el crecimiento de Brasil será un impulso pero no logrará compensar la menor demanda interna».
Además la consultora proyectó que ese fenómeno «sería acompañado de un proceso de desarticulación del entramado productivo, destrucción del empleo, pérdida de participación frente a productos importados y caída del valor agregado».
A principios de enero el Indec informó que la actividad de las fabricas creció en diciembre un 0,3%, a un ritmo claramente menor en relación a los resultados de los meses previos.
El número hizo ruido en los oídos de los analistas por razones diversas. Muchos esperaban un cierre de año más positivo, aunque, para otros la desaceleración de la industria se explica por una razón sencilla: en 2017 el sector creció impulsado por la construcción, que repuntó gracias a la obra pública en el marco del año electoral. Pero después de las Legislativas en las que el oficialismo se impuso con comodidad en todo el país, el impulso oficial a la construcción fue menor (en diciembre creció pero menos que en octubre y noviembre).
En la encuesta cualitativa del Indec, el 51,2% de los empresarios industriales vaticinó un primer trimestre estable mientras que otro 12,7 por ciento anticipó un tramo inicial a la baja. La duda está instalada entre los propios ejecutivos de los ámbitos productivos.
Pese a los datos del Indec y a la opinión mayoritaria de los industriales, a principios de enero, consultoras privadas como Ecolatina pronosticaban que este año la industria cerraría a un ritmo de 2% dinamizada por la construcción y por Brasil, que da indicios de recuperación.
Sin embargo, el trabajo de Radar plantea que la industria seguirá mostrando «heterogeneidades estructurales» y advierte que el mercado interno «continuará sin traccionar a la producción industrial». El agro y la obra pública, sectores que la consultora señala como impulsores de la actividad en 2017, «tendrían un menor arrastre».
La metalmecánica repuntó en 2017 pero para Radar las perspectivas «no son optimistas» porque «la inversión en bienes nacionales y la demanda interna siguen mostrando debilidades».
A la par, «la posibilidad de una mayor apertura externa y acuerdos comerciales pone en riesgo la continuidad de gran parte del sector, que ya viene siendo afectado por las importaciones».
Alimentos y bebidas cerraría el año creciendo al 1%. Para la fuente, esa producción también se verá limitada por la baja tracción del consumo interno, principal mercado del sector.
Se espera que la apertura de China y EE.UU. acentúe la actividad de algunas economías regionales pero «la apreciación del tipo de cambio real y la persistencia de problemas estructurales no permite prever un gran salto exportador».
En ese contexto, la industria arrastrará consigo el desempeño de sectores de insumos difundidos como el químico, el petroquímico, la siderurgia y el aluminio, cuyas propias realidades corren riesgo de verse limitadas, agregó Radar.
Por último, la consultora destacó al sector automotriz, que podría crecer un 9% gracias a las exportaciones a Brasil, que «compensarían la pérdida de participación en el mercado local frente a los importados», un fenómeno que Tiempo analizó en su última edición de papel y que «se sostendría como consecuencia de la laxitud de la administración del comercio bilateral» con el socio regional.
El pronóstico no alcanza a las autopartistas debido a la fuerte incorporación de partes importadas, una tendencia que llegó para quedarse.