Durante las semanas previas a las PASO el Banco Central tuvo que modificar el rumbo de su política de libre flotación y desenvolver una fuerte intervención en el mercado cambiario. El dólar se estaba saliendo de control y, si bien varios sectores del empresariado vieron con buenos ojos una devaluación frente a lo que consideraban una situación de «atraso cambiario», el gobierno se mostró preocupado ante lo que podría haberse convertido en una corrida con fuerte impacto sobre los precios.
El triunfo del gobierno en las PASO, por más ajustado que haya sido, ya obtuvo un temprano veredicto en los mercados. El dólar registró un fuerte retroceso que incluso llevó a pensar que el BCRA intervendría en un sentido contrario, el riesgo país retrocedió, el Merval se disparó y las ADR (acciones locales que cotizan en Wall Street) tuvieron subas de hasta un 14%.
Con todo, la euforia no responde a una realidad que indica la superación de las contradicciones en las que está inmersa la economía nacional sino apenas una reacción de los sectores más concentrados frente a lo que interpretan que hará el gobierno valiéndose de ese resultado electoral. El entusiasmo de los mercados es un mandato para avanzar con la reforma laboral, la fiscal y la previsional así como con más tarifazos y otros beneficios a las grandes empresas y bancos.
La bola de nieve de las Lebacs ya comienza a representar un problema de envergadura ya no solo por la volatilidad que genera en el mercado de cambios con vencimientos cada vez más gruesos y frecuentes sino también en el plano del déficit fiscal por el peso cada vez más grande de los intereses sobre el PBI. Además, claro, del ancla que implican tasas de interés que llegan al 27% en el mercado secundario, para la reactivación económica.
Tres economistas opinan sobre el escenario que a nivel económico queda luego de las PASO.