Mientras el presidente Mauricio Macri utilizó la inauguración de un frigorífico para equiparar la protesta social y la lucha por los derechos laborales con prácticas mafiosas, dando a entender que quienes toman la calle para manifestarse “le cagan la vida a todos”, una ola de despidos que abarca casi todas las áreas productivas sigue golpeando a la clase trabajadora y a la clase media en la Argentina. Como si los casi 360 despedidos de la agencia pública de noticias Télam, cuyo responsable es el titular del Sistema Federal de Medios Públicos Hernán Lombardi, la noticia de un nuevo despido masivo se suma al crítico paisaje socioeconómico que atraviesa el país. Se trata de los 60 trabajadores que la tradicional cadena de confiterías marplatenses Boston dejó en la calle en las últimas horas. El impacto es mayor si se tiene en cuenta que esas 60 personas representan el 80% de la planta de la empresa.

Los empleados de la firma realizaron manifestaciones públicas frente a dos de los locales de la cadena –ubicados uno sobre la calle Buenos Aires y otro en la esquina de Peralta Ramos y Urquiza-, donde regalaron a los transeúntes café y 80 docenas de medialunas. La acción tuvo como objetivo protestar y denunciar lo que consideran una serie de atropellos laborales por parte de la empresa. Además de los 60 empleados despedidos, los representantes de los trabajadores de la Boston informaron que la empresa no solo busca pagar apenas el 50% de las indemnizaciones, sino que hasta el momento tampoco abonaron el medio aguinaldo correspondiente al primer semestre de 2018 y llevan acumulados tres meses de sueldos impagos.

La crisis había empezado a tomar estado público cuando la conocida cadena de confiterías cerró el pasado 3 de abril la sucursal ubicada en el Paseo Diagonal, uno de sus locales más populares. Desde la empresa -un grupo empresario liderado por la firma local Xocolata pero del que también participan capitales extranjeros- señalan que se trata de medidas para enfrentar una crisis profunda, provocada por una sostenida caída en las ventas que el aumento desproporcionado de las tarifas terminó de acentuar.

Sin embargo los trabajadores señalaron al diario marplatense La Capital que desde la empresa se los acusa de “haber tomado la fábrica y de no poner voluntad”, pero obviando el hecho de que trabajan desde hace tres meses sin recibir sus remuneraciones. Lejos de manifestarse felices por tener que tomar la calle para recaudar fondos de emergencia, los empleados de la Boston manifiestan claramente su voluntad: “Nosotros queremos trabajar y sacar esto adelante”.

Las confiterías Boston forman parte de la identidad de la ciudad de Mar del Plata. La compañía  opera en la más popular de las ciudades balnearias de la costa bonaerense desde 1958 y hasta el cierre del local del Paseo Diagonal contaba con seis locales. La empresa había sido adquirida en 2016 por un empresario austríaco, quien entonces había anunciado inversiones para abrir sucursales en Villa Gesell y Cariló. Lejos de aquella promesa, la realidad hoy es bien distinta.

Durante el día de ayer el dirigente Facundo Moyano, de origen marplatense, se acercó hasta el lugar donde los trabajadores se manifestaban públicamente. El diputado nacional por el Frente Renovador apuntó que «el gobierno va a hacer todo lo posible para invisibilizar el problema, como sucede en Télam y en tantos otros lugares”, pero prometió involucrarse de forma activa con la causa. Este miércoles tendrá lugar una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo con el fin de acercar las posiciones y tratar de encontrar una solución definitiva al conflicto.