La historia del cooperativismo de trabajo en nuestro país no es nueva, así como tampoco la problemática del acceso al financiamiento, que continúa muy restringido para el sector, aún luego de 25 años de multiplicación de estas experiencias. La Base es una organización de finanzas solidarias que busca fortalecer estos procesos colectivos de sostenimiento y generación de trabajo.
El Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) reconoce hoy 20.156 cooperativas de trabajo activas en diversos rubros. Estas experiencias necesitan financiamiento para sostenerse y crecer; para adquirir maquinarias, materias primas, insumos, mejorar la infraestructura o resolver cuestiones logísticas, entre otras cuestiones. A partir de esta necesidad y hace ya 20 años, nació La Base.
La Base se conformó al calor de la experiencia de las empresas recuperadas, construyendo proyectos de inversión en conjunto con las y los trabajadores y brindando el capital de trabajo que contribuía a volver a poner en marcha las fábricas y evitar que quedaran en la calle cientos de familias. Desde el primer préstamo otorgado, a fines del año 2004, a la actualidad, esta organización fue construyendo una metodología de trabajo con el sector y haciéndose un lugar entre las pocas organizaciones de finanzas solidarias. Desde su perspectiva, las finanzas constituyen una herramienta puesta al servicio del trabajo, la producción y la vida.
El equipo que conforma La Base está integrado hoy por 10 personas, en su mayoría mujeres, y con el mismo espíritu de sus inicios busca fortalecer cooperativas de trabajo y grupos asociativos de diversidad de escalas y rubros: gráfico, textil, gastronómico, metalúrgico, producción de alimentos, comercialización, entre otros.
Para ello, cuenta con tres herramientas: financiamiento solidario, asistencia técnica y capacitaciones. La Base tiene un fondo propio y fondos públicos de la Comisión Nacional de Microcrédito (CONAMI), que bajo un mecanismo de fondos rotatorios permite que el dinero prestado sea devuelto y vuelto a prestar.
Entre los pilares de su abordaje metodológico integral se encuentran: la construcción de vínculos de confianza con las y los trabajadores, el respeto por los espacios de asamblea y el intercambio de información que posibilita la co-construcción de los proyectos a financiar.
Estos proyectos persiguen un impacto social, económico y ambiental, con el objetivo de sostener y hacer crecer estas experiencias autogestivas. Desde una perspectiva federal, La Base se vincula con cooperativas de CABA, provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos, Tucumán, Río Negro y ha desarrollado también proyectos en Salta y Tierra del Fuego, con el objetivo de alcanzar cada año nuevos rincones del país o que otras organizaciones puedan replicar su experiencia y metodología adaptándola al contexto local.
En sus 20 años de trayectoria La Base trabajó con más de 500 experiencias, fortaleciéndolas en temas de gestión, producción, comercialización, comunicación, autogestión, género, entre otros.
La Base, en la búsqueda de «democratizar las finanzas»
Sobre su concepción de las finanzas, desde La Base explicaron en diálogo con ANSOL: «Las finanzas son una herramienta. Tenemos que democratizar las finanzas y pensarlas en función de las necesidades de las personas, de la generación de trabajo, del fortalecimiento de la producción, y hacer que lleguen a quienes están excluidos del sistema bancario tradicional».
«Para nosotres, las finanzas solidarias permiten fortalecer procesos colectivos y de organización popular. Somos una organización feminista, nos proponemos enfrentar las violencias hacia las mujeres y diversidades, y las finanzas pueden ser una herramienta más en esta lucha. Somos mujeres haciendo finanzas en un campo hipermasculinizado. Las finanzas solidarias y feministas son una herramienta de transformación social«, explicaron.
En esta misma línea, las y los integrantes de La Base plantean la importancia de tejer redes y construir con otras/os, poniendo en valor la historia y el camino recorrido y el proyecto que sostienen. «En este momento histórico en nuestro país, en el que parece reinar la política de la crueldad, las finanzas solidarias y feministas al servicio de las trabajadoras y trabajadores que se organizan democrática y colectivamente para sostener sus fuentes de trabajo y resistir son quizás un camino que nos permita imaginar y construir otro horizonte de futuro», concluyeron.