El comercio exterior de nuestro país volvió a dar saldo negativo, continuando una racha adversa que ya lleva 15 meses. Según el informe oficial que dio a conocer el Indec, durante marzo el déficit fue de U$S 611 millones. El rojo de los tres primeros meses acumula U$S 2.494 millones.
Sin embargo, la estadística difiere de la de los meses anteriores en un detalle crucial: por primera vez en mucho tiempo, en la comparación interanual las exportaciones (que alcanzaron U$S 5.347 millones, un 17,2% más que en marzo del año pasado) crecieron más que las importaciones (U$S 5.958 millones, 8,8% más que hace un año). Las mayores ventas de automotores a Brasil (mercado al que las exportaciones totales crecieron en más de 32%) ayudaron a cerrar la brecha con el principal socio de nuestra economía, hecho que augura presiones comerciales por parte de Itamaraty. Pero otro país vecino impidió achicar aún más el déficit: Paraguay, ya que desde ese país ingresaron porotos de soja para su industrialización por U$S 349 millones para compensar el faltante del mercado local a causa de la sequía.
Así y todo, el dato aislado de marzo, a contramano de lo que había ocurrido desde la primera mitad de 2017, no alcanza para fijar una tendencia sobre la posible reversión de la dinámica del comercio exterior. Sobre todo porque los embarques de maíz y trigo hacia otros mercados venían creciendo fuertemente en los últimos meses, pero las perspectivas de una mala cosecha por la falta de lluvias hacen prever que las ventas de esos cereales decaerán tarde o temprano.
El balance del primer trimestre arroja un déficit que subió 112% con relación a igual período del año pasado. La proyección anual pone el rojo comercial al borde de los U$S 10 mil millones. Tal como publicó Tiempo Argentino en su edición del domingo 22 de este mes, varios estudios de consultoras y universidades pronostican que se superará con holgura el récord negativo del año pasado (U$S 8.471 millones) y alertan sobre los efectos que puede tener sobre la producción doméstica, además de obligar al gobierno a incrementar el endeudamiento para paliar la salida de divisas.