La remoción de Sergio Lanziani de la Secretaría de Energía puso de relieve los serios problemas que tiene el gobierno en la gestión del área.
Lanziani deja al diputado neuquino Darío Martínez una pesada herencia: la nueva legislación de hidrocarburos paralizada desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández; la discusión por la vigencia del «barril criollo» de petróleo; los subsidios a la producción de gas hasta 2023; el precio de los combustibles; la deuda con las gasíferas por la devaluación de 2018-19 que estatizó Mauricio Macri. En todas ellas la posición de Lanziani fue «no».
Martínez es un conocido impulsor de la explotación de Vaca Muerta. En la última campaña electoral, en la que se presentó como candidato a vicegobernador de Ramón Rioseco, promovió la idea de que el crudo y el gas extraido en forma masiva de Vaca Muerta fuera industrializado en el propio Neuquén, para lo cual se desarrollaría un plan de inversiones. Ahora, en Energía, podrá impulsar ese objetivo de la mano de otra de sus grandes preocupaciones: el desarrollo de la estatal YPF.