Aun con cierta demora, las estadísticas oficiales van dejando a la luz la profundidad de la crisis económica. Este jueves se conoció el estimador de actividad económica (EMAE) del Indec correspondiente a junio, que mostró una caída de 6,7% con relación al mismo mes del año pasado.
El retroceso se sintió en nueve de los 15 sectores relevados. El rojo más intenso se notó en agricultura y ganadería, afectados por la sequía que redujo la cosecha de este año, con un retroceso del 31% interanual. El comercio se redujo 8,4% a causa de la menor demanda por la caída en términos reales de salarios y jubilaciones. Mientras que la industria manufacturera, en el marco del ahogo que las tasas de interés causan en el sector productivo, bajó 7,5%. Los tres rubros, de fuerte incidencia en el esquema productivo, explicaron el 85% del resultado negativo del mes. El resto tuvo alzas y bajas: las subas en la generación de electricidad, gas y agua, como también la del sector financiero, compensaron la caída en hotelería y restaurantes y en el rubro de transportes y comunicaciones, entre los más destacados.
Paralelamente, el Indec elabora un índice desestacionalizado mensual, para despejar errores que puedan surgir de una base de comparación de la actividad elevada, como lo fue el año pasado. Ese índice bajó por tercer mes consecutivo: la caída fue de 1,3% en relación a mayo.
El resultado negativo era esperable debido a la corrida cambiaria que elevó la cotización del dólar un 50% desde abril y la consecuente aceleración de la inflación, cuyos efectos se notarán con más fuerza en las próximas mediciones. Pero lo destacado del informe oficial es la magnitud de la caída en la actividad. Para encontrar un retroceso tan grande hay que remontarse a mayo de 2009, cuando en medio de la crisis mundial generada por la quiebra de entidades financieras en Europa y Estados Unidos la variación interanual llegó a ser de 13,7%. La recesión de 2014, tras la devaluación del kirchnerismo (con un tope de 5,6%), y la de 2016, luego de la llegada de Cambiemos al poder (caída máxima de 4,9%), no habían mostrado bajas tan profundas en el indicador, que suele anticipar los movimientos del Producto Bruto Interno (PBI). Para este último habrá que esperar al menos un mes más.
Los pronósticos para los próximos meses también son negativos. El estudio Orlando J. Ferreres se anticipó y ya dio a conocer el índice de producción industrial de julio, que dio una disminución interanual de 5,2% y una contracción de 1,7% en el acumulado del período enero-julio. La medición desestacionalizada de Ferreres, sin embargo, dio una mejora mensual de 0,9% en el sector manufacturero.