En medio de fuertes presiones en pos de una devaluación, el dólar ilegal registró una fuerte alza y se amesetó momentáneamente la liquidación del complejo sojero en el marco del Programa de Incremento Exportador, el cual había comenzado a muy buen ritmo la semana anterior. Desde la prensa y los analistas se esbozaron distintas explicaciones, pero lo que quedó claro es que se trató de un genuino intento de golpe de mercado.
Hasta el día lunes las liquidaciones habían continuado a buen ritmo, más allá del dato de inflación que se publicó el viernes, lo que indica que el alza del dólar ilegal no tiene que ver con un supuesto atraso cambiario.
El intento de golpe de mercado coincidió con un rumor acerca de una posible devaluación del dólar oficial y algunos medios hablaron de un aparente recambio ministerial, versiones que a la postre resultaron ser totalmente infundadas. A su vez, distintos referentes de la oposición contribuyeron a ampliar la incertidumbre con sus propuestas devaluatorias. Fue en ese marco que se registró una súbita interrupción de las liquidaciones durante los días martes y miércoles, todo acompañado por una fuerte suba del dólar ilegal y del financiero.
No obstante, el gobierno ha dado claras muestras durante todo su mandato de que no está dispuesto a convalidar las presiones devaluatorias del mercado y en este marco es absolutamente razonable esperar que las variables cambiarias se vayan estabilizando, tal como ha ocurrido en otras oportunidades, cuando el dólar ilegal sobrerreaccionó a causa de la especulación y la búsqueda de rédito político, para después bajar. De hecho, de a poco se empieza a retomar el ritmo de liquidaciones del complejo sojero (el jueves efectivizaron unos U$S 72 millones), a los que se irán sumando los dólares exportados por las economías regionales.
Mientras tanto, las autoridades siguen gestionando la insuficiencia de divisas. En el marco de las conversaciones con el FMI, tras la revisión de las proyecciones que se dieron a raíz de la sequía, ha trascendido que se relajarían las metas y que hasta podría producirse un adelantamiento de fondos por parte del organismo. Además, el ministro de Economía, Sergio Massa, volvió de su viaje por EEUU con compromisos de préstamos de organismos multilaterales y de fondos de inversión, por casi U$S 2500 millones.
En materia financiera, en la licitación realizada esta semana se adjudicaron títulos públicos en pesos por $358.378 millones, superior en un 37% respecto a los vencimientos del período. Se destacó la participación del sector privado, que aportó más del 96% del monto, y fue la tercera licitación con mayor cantidad de ofertas en lo que va del año.
Para defender Reservas Internacionales, el BCRA aprobó medidas para financiar el pago de la importación de servicios profesionales y de fletes entre empresas vinculadas (definición importante) y dispuso la autorización previa para el pago de intereses en deuda intraempresas, (también definición importante) que en conjunto representan una postergación de pagos en divisas por US$ 2.000 millones hasta fin de año.
En el caso de que el acreedor sea una contraparte vinculada al deudor, se requerirá hasta fin de año la autorización previa para acceder al mercado de cambios para pagar servicios de intereses de deudas comerciales por importaciones de bienes y servicios y/o de préstamos financieros con el exterior.
Cabe mencionar que los servicios, especialmente intraempresas, suelen ser un mecanismo por el cual se evaden impuestos y se envían más divisas al exterior que las que corresponden, al igual que los intereses intraempresa. Son medidas que no sólo reducen la salida de divisas, sino que mejoran la administración de las mismas.
El ajuste como denominador común
Los principales candidatos de la oposición desfilaron por el Hotel Llao Llao, donde profundizaron en los mismos conceptos que habían sostenido ante los miembros de la Sociedad Rural, y que analicé en esta columna una semana atrás. Más allá de los intentos por diferenciarse entre ellos mismos para seducir al establishment, no hay diferencias de fondo entre los candidatos/as, y todas las propuestas tienen un común denominador: el ajuste, del que hablan con total naturalidad.
Ninguno de los presentes hizo referencia a la solución de los problemas de fondo que sufre la Argentina, que están muy asociados a la escasez de dólares, producto de las políticas neoliberales que ellos mismos han implementado. En este marco no se privaron de anunciar una devaluación, todo un contrasentido con la idea de reducir la inflación.
El jefe de Gobierno de la CABA, Horacio Rodríguez Larreta, afirmó que su plan es terminar con el déficit, “la madre de todas las batallas” para ir hacia el equilibrio fiscal: “eso implica bajar el gasto público y revisar línea por línea el presupuesto de todos los organismos estatales. Es urgente hacerlo porque el ancla es fiscal”. Anticipó también que buscaría una reforma laboral y habló de la “desregulación más ambiciosa de los últimos treinta años”. En cuanto a los tiempos, insistió con la idea de que “no hay 100 días, hay 100 horas” para tomar las primeras medidas.
En el extremo, Javier Milei expuso nuevamente su postura dolarizadora y le dijo a un periodista cómo enfrentará el déficit fiscal: reduciría el gasto del Estado en un 13% del PIB.
Como he señalado en otras oportunidades, para que puedan alcanzar el ajuste que pretenden, deben afectar fuertemente el gasto social, que representa el 55,6% del total, y dentro de él hay un gran componente de jubilaciones y pensiones contributivas (34%). No es socialmente viable y por esta razón una candidata ya habló de que pondrían un freno a la protesta social, el componente clave con el que tratarían de que les cierre el plan.
A propósito de la instalación de estos temas, un medio tituló: “Efecto Bukele: De Honduras a la Argentina, estas son las razones por las que la mano dura cada vez tiene más adeptos”. No obstante, cuando se lee en su totalidad el contenido, la nota comenta que nuestro país es uno de los que tienen bajo riesgo de adoptar este “modelo” y, entre las estadísticas que se brindan, se indica que la tasa de homicidios es, junto con la de Chile, la más baja de la región, por lejos. En suma, hay sectores que tratan de generar zozobra cambiaria, de incrementar sus ganancias y de sacar provecho electoral a partir de la incertidumbre.
Es cierto que tener niveles de inflación como los actuales genera descontento social y que ello es un caldo de cultivo para quienes quieren un cambio de rumbo y sin anestesia. Pero el ajuste, no obstante, no aportará ninguna solución concreta a los problemas de la gente, más bien empeorará significativamente la situación actual.
Ante este panorama complejo, el gobierno sigue tratando de fortalecer la macroeconomía y que no se detenga el proceso de crecimiento. Todos y todas sabemos que con eso sólo no alcanza y que en paralelo hay que avanzar con políticas que mejoren el reparto del ingreso y moderen la inflación. Pero también sabemos que hay un problema que en rigor excede a la economía. Su resolución demanda acumular las fuerzas políticas y sociales y la representatividad parlamentaria que permitan avanzar con los cambios necesarios, apuntando a la construcción de una Argentina más justa.