“Se pasaron de la raya metiéndose con la familia”. Producto de una orden de allanamiento por parte del Juzgado n° 2 de Morón, a cargo de Fernando Capello, policías fuertemente equipados desarrollaron cuatro allanamientos en simultáneo, a cuatro integrantes del Consejo de Administración de la cooperativa Acoplados del Oeste. Buscaban soldadoras, hornos eléctricos, puentes de grúa y una grúa. Sí, buscaban una grúa en una casa.

En la cooperativa, entienden que se trató de una maniobra para amedrentar a los trabajadores que reclaman los más de 50 millones de pesos que les adeuda la familia Petinari. En mayo del año pasado, la gobernadora María Vidal había vetado la ley de expropiación de la fábrica, lo cual dejó a los trabajadores en la calle y benefició a Petinari. Hoy, un acampe de una quincena de personas en las inmediaciones de la fábrica sostiene la lucha.

Luis Becerra, miembro del Consejo de Acoplados del Oeste, contó a Tiempo los detalles de la odisea: “Yo no estaba en mi casa. Estaba en la carpa. Entraron a la casa donde estaban la madre de mis hijos y mis dos nenes (de 6 y 4 años). Un grupo de policías con cascos, escudos, vestidos para la guerra, ingresó a la casa. Mis nenes estaban muy asustados, no los dejaban salir. La madre les pidió la orden. A mi vieja no la dejaron entrar y se descompuso. Una situación horrible”. Los policías buscaban “maquinaria pesada, que no puede estar en ninguna casa; buscaban dos puentes de grúa que miden 20 metros y pesan cinco toneladas. El frente de la casa de mis hijos mide 10 metros. Es insólito”, comparó y agregó: “Son tan estúpidos como los Petinari y la Justicia”. Además, contó: “Más allá de eso, si venían a buscar un tornillo o un papel cualquiera, no iban a encontrar nada porque nosotros no somos delincuentes. Los delincuentes son los dueños, que nos deben años de trabajo y no nos han pagado nada, nos dejaron en la calle y nos amedrentan permanentemente”.

Becerra no quiso vincular el accionar de la policía bonaerense al veto de María Vidal. “No sé quién tiene que ver o no. Pero no es casualidad que nos hayan allanado al mismo tiempo a cuatro compañeros que somos parte del consejo de administración y estamos llevando al frente la lucha”, consideró. “Por un lado, han logrado el objetivo porque hay muchos compañeros que tienen miedo de que les vaya a pasar a ellos. Nadie quiere pasar por una situación así. Genera mucha impotencia. Se pasaron de la raya metiéndose con la familia”, sostuvo.

Hoy, son 15 trabajadores quienes sostienen la lucha, con el acampe, pese al enorme desgaste de una pelea que ya lleva más de dos años. En la etapa patronal, “éramos 189. Luego, despidieron a 96 y después a 50. Los integrantes de la cooperativa somos 120. Cuando tomamos la planta éramos 30 y en dos meses logramos recuperar 90 puestos de trabajo”. El veto de Vidal provocó la pérdida del control de los medios de producción y la situación de los trabajadores pende de un hilo. “El gobierno privilegió defender la propiedad privada de los delincuentes y a nosotros nos dejó sin fábrica y sin respuestas”, cerró Becerra.

Una lucha que lleva más de dos años

En febrero de 2015, la familia Petinari -dueños de Acoplados Petinari-, dejaron de pagar los salarios. En julio, los trabajadores recuperaron la empresa y la convirtieron en la cooperativa Acoplados del Oeste. En mayo de 2016, María Vidal vetó la ley de expropiación de la fábrica, lo cual obligó a los trabajadores a dejar el lugar y a perder los puestos de trabajo. Desde ahí, un grupo mantiene la lucha en una carpa, en las inmediaciones de la fábrica. Los Petinari, felices.

Entre salarios, aguinaldos y aportes, los Petinari deben a los trabajadores más de 50 millones de pesos.