El Fondo Monetario Internacional admitió que el cepo cambiario, que por estos días cumple dos años, ayudó a frenar la salida de capitales y a reducir las presiones sobre la paridad peso-dólar. De todas maneras, insistió en la necesidad de encontrar otros mecanismos para mejorar los desequilibrios de la economía.
La opinión se filtró en el Reporte del Sector Externo, un informe anual que realiza la entidad y que analiza los estados de cuenta corriente de los países a nivel global. El de este año se titula “Recuperaciones divergentes y desequilibrios globales” y centra su mirada en el análisis del impacto que la pandemia de Covid-19 produjo en la economía internacional.
“Las medidas de manejo del flujo de capitales establecidas en agosto de 2019, cuando Argentina perdió el acceso a los mercados internacionales, fueron fortalecidas a fines de 2020 en respuesta a las crecientes presiones sobre el tipo de cambio provenientes de la (necesidad de) financiamiento monetario del déficit y la incertidumbre sobre la dirección de las políticas”, recordó el organismo. Esas resoluciones “redujeron significativamente el tamaño del mercado oficial de cambios e hicieron que la salida de capitales fuera más lenta”.
“El endurecimiento de esas medidas ayudó a reducir las presiones sobre el tipo de cambio, aunque no son un sustituto de políticas macroeconómicas para abordar los desequilibrios subyacentes. Mientras que las medidas sobre el manejo del flujo de capitales son necesarias en el corto plazo, otras basadas en reducir esas restricciones serán precisas, especialmente para fortalecer la inversión extranjera directa”, indica el texto.
El cepo fue instaurado tras la corrida cambiaria posterior a la derrota del expresidente Mauricio Macri en las primarias presidenciales, en 2019. El año pasado fue ajustado con normas complementarias del Banco Central y la Comisión Nacional de Valores para reducir todavía más la compra de billetes por particulares y regular la obtención de divisas para las empresas al mínimo indispensable para su funcionamiento.
El reporte, presentado en el blog del FMI por los economistas Martin Kaufman y Daniel Leigh, se basa en estadísticas correspondientes a 2020, aunque el análisis de la situación desencadenada por el coronavirus bien podría extenderse al presente año. Allí se mencionan la declinación en los viajes, la consecuente reducción en la demanda de combustibles, el boom en el comercio internacional de vacunas contra el Covid-19 y la aceleración del consumo doméstico como factores que reconfiguraron la situación internacional.
En líneas generales, el estudio recomienda soluciones ortodoxas para reducir esos desequilibrios, basada en el ajuste de las cuentas públicas. “Donde el exceso de déficit en cuenta corriente refleja déficit fiscales mayores de lo deseable, la consolidación fiscal promovería la sostenibilidad de la deuda, reduciría la brecha de cuenta corriente, y facilitaría la obtención de reservas internacionales”, es la receta generalizada que se desprende del documento.
En ese sentido, las recomendaciones para Argentina estuvieron a tono con las clásicas que formula la entidad: “Implementar una consolidación fiscal favorable al crecimiento y políticas monetarias prudentes para mantener un fuerte superávit comercial, reconstruir las reservas internacionales y recuperar el acceso a los mercados; introducir reformas para fortalecer la competitividad y la capacidad exportadora”.