En los primeros meses de la pandemia, los mil millonarios de América Latina aumentaron su riqueza en 48.200 millones de dólares mientras que, para fines de este año, 45 millones de personas habrán caído en la pobreza.
En ese contexto, instituciones y organizaciones nucleadas en la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social (Latindadd) pidieron a los gobiernos de la región establecer tributos a los patrimonios más grandes del continente como forma de paliar las devastadoras consecuencias de la pandemia de la Covid-19 y combatir la creciente desigualdad sistémica de la región.
El planteo se realizó en base a un estudio presentado de manera virtual que reseñó que «un tributo a las riquezas podría recaudar un mínimo de US$26.504 millones al año entre una veintena de países de la región, suficientes para combatir el hambre en personas de extrema pobreza o garantizar la cobertura universal y gratuita a la vacuna contra el coronavirus» en la región.
La Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social presentó su informe “Ahora o nunca: Impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y El Caribe”, realizado por la economista Rosa Cañete, experta en desigualdad.
De acuerdo a los cálculos realizados por Latindadd, un impuesto a las grandes fortunas tendría un potencial de recaudación en 20 países de la región de US$26.504 millones al año, una estimación “conservadora” que podría llegar al doble incluso.
“Otra alternativa posible para los fondos adicionales resultantes de los cambios tributarios analizados en el informe es financiar, la vacuna contra la COVID-19, para de esa manera asegurar el acceso gratuito a toda la población de América Latina”, enfatiza el texto.
También se podría financiar por completo un bono contra el hambre en personas de extrema pobreza durante 6 meses en todo el continente; o garantizar la cobertura universal de vacunas en la región, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) evitaría la muerte de 2,5 millones de chicos al año.
«La riqueza en América Latina y el Caribe, la región más desigual del planeta, está híper concentrada en pocas manos y casi no tributa», se destacó en el trabajo que plantea que el 41% de la riqueza lo tiene el 1% más rico, que solo aporta el 3,8% de la recaudación total.
La crisis también golpea las arcas públicas, donde la recaudación disminuirá del 18,5% del PIB regional en 2019 a un 17,0% del PBI este año.
“Esta baja genera Estados nacionales con poca capacidad de incidir en la distribución del ingreso, en la garantía de derechos económicos, sociales y culturales y, por lo tanto, también en la respuesta a la crisis”, sostuvieron los autores del trabajo.
En ese sentido, el documento señaló que “actualmente el 50% de los ingresos tributarios de los países de la América Latina y el Caribe proviene de impuestos al consumo, que no discriminan entre ricos y pobres y por lo tanto llegan a aumentar la desigualdad», mientras que en comparación, «los ingresos tributarios en la OCDE dependen tan solo un 33% de este tipo de impuestos”.
Entre los presentadores del reporte, participó por la Argentina Adrián Falco, presidente de Fundación SES, quien explicó que el trabajo pretende «derribar ciertos mitos que siempre se mencionan a la hora de tocar estos temas, porque la pandemia fue una muestra de cómo se salvan solo los ricos y los pobres quedan condenados a no desarrollarse”.
“La baja de impuestos a los bienes personales, que en Argentina pasó del 0,4 al 0,2 % rompe el mito de que el aumento de impuestos no trae inversiones. En Argentina en los últimos cuatro años el impuesto bajó, y las inversiones no vinieron” ejemplificó Falco.