El plan del viaje que encarará el ministro es que Argentina pueda cumplir con el compromiso de pago de la deuda de US$ 44.000 millones que contrajo el expresidente Mauricio Macri. Será bajo el lineamiento expuesto por el presidente Alberto Fernández a principios de semana en la apertura del período de sesiones ordinarias en el Congreso, donde dijo que se negociará con el Fondo “sin apresurarnos” y en un marco de “diálogo y respeto” con la comunidad internacional.
En ese marco, Guzmán buscará renegociar varios términos del acuerdo alcanzado en el 2018, con el objetivo de flexibilizar sus condiciones y asimismo pactar metas realistas de “convergencia” de la brecha fiscal y monetarias para lograr una recuperación de las reservas, una deuda sostenible y un crecimiento inclusivo.
Para establecer un nuevo acuerdo, no sólo está en juego la extensión de plazos sino que, como novedad, también intentará poner sobre la mesa el pedido de una reducción del recargo financiero que sufre el país, tras haber solicitado en el 2018 un préstamo considerado de carácter excepcional.
En rigor, la administración de Fernández buscará hacer valer en las negociaciones que el acuerdo del 2018 se trató de un “acuerdo político” y que “violó el estatuto del FMI”, como denunció el Presidente esta semana ante el Congreso.
Con esa consigna, Guzmán buscará entrevistarse con la titular del Fondo, Kristalina Georgieva, y con funcionarios del Tesoro de los EEUU, en una agenda aún a confirmar. “Aún no está definida la fecha ni la modalidad de la visita”, indicaron desde el FMI, que espera la llegada del Ministro a mediados de marzo.
En el ínterin, una discusión está cobrando forma en el G20 acerca de dotar al FMI de “más herramientas” para paliar la crisis, y eso podría beneficiar la postura argentina en la negociación con el organismo multilateral.
Una de ellas, es el pedido de reducir los costos de los recargos por solicitar préstamos de carácter excepcional, en el contexto de la pandemia, a tono con el planteo argentino. Al respecto, Guzmán se expresó formalmente ante su pares del G20 en la reunión que tuvo lugar la semana pasada, de solicitar que el FMI revise y modifique los recargos que aplica en los créditos que otorga sobre la tasa de interés básica.
Según Guzmán, “es tan grande el préstamo del FMI que se hace difícil su sostenibilidad en un período corto. Estamos trabajando en condiciones para que la tasa de interés sea lo mejor posible, y es algo que planteé en el G20 que es la reducción de los sobrecostos en la tasa de interés del FMI”, aseveró en declaraciones televisivas.
En la misma línea ayer el director del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Escuela de Estudios Globales de la Universidad de Boston, Kevin Gallagher, quien se desempeña además como copresidente del Grupo de Trabajo Think 20 sobre Finanzas Internacionales del G20 de Italia, publicó un artículo en el diario Financial Times en favor de esta posición.
Gallaher planteó que “el mecanismo actual del FMI para agregar recargos a los costos de intereses de la deuda sobre sus préstamos debería abandonarse para ayudar a la recuperación económica global”.
Según los cálculos del economista, “los países que más necesitan del FMI tendrán que pagar más de US$ 4.000 millones en recargos adicionales, además de los pagos de intereses y tarifas desde el comienzo de la crisis hasta fines de 2022”, dijo Gallagher.
Aquí se incluye a los países como Georgia, Angola y la Argentina, que ya tenía un préstamo de carácter excepcional, según explicitó, a los que se sumarán a partir de ahora los recargos que se imputarán a los préstamos de emergencia por más de US$ 100.000 millones otorgados a 85 países por el Fondo desde que comenzó la pandemia.
Gallagher acotó que “el FMI estima que los recargos se han convertido en la mayor fuente de ingresos del Fondo, representando casi la mitad de los ingresos durante este período”, desde que estalló la crisis en marzo último.
Una de las causas de ello es porque “estos recargos a menudo pueden llevar a que los costos de la deuda se tripliquen”, alertó el experto en finanzas de la Universidad de Boston.
El ministro Guzmán advirtió que la política de recargos que aplica el FMI “es desigual, porque afecta de manera desproporcionada a los países emergentes y de ingresos medios con las cuotas más bajas, y es procíclica, porque impone condiciones más duras a los países que tienen condiciones de mercado más adversas”, por lo que solicitó a sus pares del G20 que dicha política será revisada.
También el G20 instruyó al FMI para tomar acciones con el objetivo de “formular una propuesta para una asignación general de DEG” (Derechos Especiales de Giro), y de “continuar con la iniciativa de suspensión de la deuda para países más pobres” mientras dure la pandemia, entre otras iniciativas, también en línea con el planteo del gobierno argentino.
Guzmán manifestó que “la Argentina apoya plenamente una nueva asignación general de Derechos Especiales de Giro, que proporcionará fondos para las economías de ingresos bajos y medios que se necesitan con urgencia”.
En particular para el país, puede representa una inyección de unos US$ 3.300 millones en reservas, y que la iniciativa que se está considerando, según el gobierno italiano, es emitir una cantidad de 350.000 millones de DEG, que equivalen a cerca de US$ 500.000 millones y la Argentina participa con una cuota de 0,7%.
La intención inicial del gobierno argentino era alcanzar un acuerdo en mayo, para poder obtener la llave de una renegociación del vencimiento de US$ 2.800 millones con el Club de París. Sin embargo, si las negociaciones lo requieren, el Gobierno aseguró que no apresurará los tiempos, priorizando un buen acuerdo con el FMI.