El ministro de Economía, Martín Guzmán, develó ante los gobernadores que el principal escollo en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional está en la diferente mirada que cada uno tiene sobre la magnitud del déficit fiscal de la Argentina. Mientras que para el gobierno nacional debe tener la magnitud suficiente como para seguir estimulando la economía, para el organismo que dirige Kristalina Georgieva, debe bajar de manera acelerada.
Ante el presidente Alberto Fernández, quien lo precedió en la palabra, y el jefe de Gabinete, Juan Manzur, Guzmán aseguró: “La diferencia entre lo que plantea el FMI y lo que plantea el gobierno argentino consiste en diferenciar un programa de ajuste del gasto real, que detendría con seguridad la recuperación, versus un programa que le dé continuidad a la recuperación de la economía”, precisó Guzmán.
No es que el ministro no quiera bajar el gasto. Al contrario, ha sido muy claro en relación a ello y el lunes pasado, en una entrevista con Télam, aseguró que quería imprimirle mayor ritmo a la reducción del déficit fiscal. Pero el ritmo del Fondo es otro, más acelerado aún.
En el plan del Palacio de Hacienda, el equilibrio fiscal se conseguiría en 2027. «Planteamos el gradualismo que nos permita otorgar mayor dinamismo productivo, mejores condiciones para la productividad en el mediano plazo», aseguró Guzmán. Y agregó: “En términos absolutos, no existe un buen acuerdo; lo que existe es un acuerdo bueno en términos relativos».
Agregó que “no hay respaldo unánime internacional” al programa que ofrece la Argentina.
Guzmán apuntó en su intervención de 50 minutos contra “los acreedores” cuando debió explicar los motivos por los que el FMI pedía apurar la reducción del déficit. «Esto es una cuestión de intereses en juego. Los acreedores quieren cobrar lo más antes posible. Nuestra meta es seguir con la senda del crecimiento y defendemos los intereses de la nación. Nosotros nos ponemos la camiseta de Argentina y cada cual tiene que definir qué camiseta se pone», advirtió a su auditorio, en el que estaban sentados 12 gobernadores, seis vicegobernadores y al menos tres ministros y secretarios en representación de los mandatarios provinciales.
El ministro confirmó que el plan del gobierno es que el acuerdo con el FMI incluya el financiamiento por parte del Fondo del dinero necesario para pagar los vencimientos, solo que con otros plazos y tasas.
Guzmán mostró que el procedimiento habitual de negociaciones con el FMI incluye una “cláusula de consulta” por la cual el país se compromete a consultar al FMI antes de tomar algunas decisiones, en particular las de mayor volumen económico y, por lo tanto, político. “Lo que estamos discutiendo es nuestra capacidad soberana de llevar adelante nuestra política económica”, advirtió el ministro al respecto y criticó el nivel de “condicionamiento” que implica esa cláusula.
Esta cláusula forma parte de la Carta de Intención que forma, junto con el Memorándum de Políticas Económicas y Financieras y el Memorándum Técnico de Entendimiento, la triada de documentos que constituirán el programa plurianual, explicó el ministro.
Agregó que el FMI ha comprendido “la parte estructural, es decir la restricción externa de la Argentina”. Observó que “es una base conceptual muy diferente a como se ha negociado acuerdos anteriores”.
También hay un punto de entendimiento en relación al fortalecimiento de las reservas internacionales y la emisión monetaria aunque la curva de descenso del financiamiento en base a la emisión dependerá de la magnitud del déficit. Guzmán aclaró que la colaboración de otros organismos financieros internacionales permitiría bajar las necesidades del financiamiento vía emisión.
El ministro no se privó en su exposición de golpear el endeudamiento público en moneda extranjera ejecutado por el gobierno de Cambiemos, lo que luego fue criticado por la gobernadora de Río Negro, Adabela Carreras.