El apagón que afecta desde la noche del sábado a unos 20 mil usuarios radicados al norte de la ciudad de La Plata ha puesto en la mira al Grupo Desa, el dueño de Edelap, la empresa que tiene la concesión del servicio eléctrico en la capital bonaerense.
Desa es, en rigor, el dueño de la distribución de la electricidad en Buenos Aires. Además de la concesión de La Plata y alrededores, monopoliza las licencias para explotar la distribución de energía en las otras tres zonas en las que se divide el territorio bonaerense: el norte de la provincia a través de la firma EDEN; el sur provincial por vía de EDES y el centro y la Costa Atlántica por intermedio de EDEA.
Según un trabajo del investigador Federico Basualdo, de Flacso, realizado el año pasado, Desa concentra el 58,8% de los usuarios de energía eléctrica y el 65,2% de la energía distribuida de la provincia de Buenos Aires.
Quien figura como dueño de Desa es Rogelio Pagano. En marzo de 2017 le habría pagado 250 millones de dólares a Alejandro Macfarlane por Edelap y otra distribuidora de electricidad, Edesa, de Salta.
Macfarlane, a su vez, se habría quedado con Edelap y Edesa en una operación nunca aclarada por la cual recibió esos activos de manos del Grupo Pampa, que dirige Marcelo Mindlin.
Macfarlane y Pagano fueron altos ejecutivos de Mindlin en Dolphin, el fondo de inversión que tras el derrumbe de la convertibilidad se convirtió en una de las estrellas de aquella burguesía nacional que el primer kirchnerismo quería reconstruir.
De hecho, la compra de Edelap por parte de Pampa Energía está registrada en noviembre de 2011. Intermedió el banco Citi y Pampa habría pagado 15 millones de dólares además de hacerse cargo de una deuda de 400 millones de pesos, alrededor de 100 millones de dólares al tipo de cambio de la época.
Pampa no podía adquirir Edelap porque la distribuidora platense estaba bajo la órbita de regulación de la Nación y los reglamentos de la privatización no permitían que una misma empresa tuviera presencia accionaria al mismo tiempo en Edenor, Edesur y Edelap.
Pero un oportuno decreto puso a Edelap en la órbita de la provincia de Buenos Aires prácticamente en simultáneo con la venta de la distribuidora a Pampa. El anterior propietario, AES –de capitales estadounidenses- había reclamado sin éxito ese traspaso de jurisdicción como condición para seguir en el país.
Según Basualdo, de Flacso, la concentración lograda por el Grupo Desa “representa una flagrante violación por parte del poder económico de la regulación neoliberal impuesta durante la década de 1990”.
A todo esto, el Organismo de Control de Energía Eléctrica de Buenos Aires (Oceba) no ha dicho una palabra sobre esta concentración.
Desa acumuló denuncias por falta de inversión, sin embargo no se conoce que ellas hayan avanzado. Ahora, con el apagón en La Plata ingresando a su cuarto día, y con perspectivas de que se prolongue hasta el jueves, llueven los pedidos de informes y los gritos airados exigiendo que se le saque la concesión.