El proceso para elegir una nueva conducción de la CGT ya está en curso y todo indica que será sin la presencia de la familia Moyano.
Hoy por hoy, el desafío pasa por que alguno de los sectores reúna a los 19 integrantes del Consejo Directivo que configuren el quórum necesario para, a su vez, convocar a los organismos que llamen al Congreso capaz de elegir una nueva conducción.
La estrategia de la «institucionalización» apunta a que la dirección de la CGT que emane de este proceso sea continuidad de la actual, ocupe el edificio de Azopardo y, por lo tanto, sea considerada formalmente como la dirección del movimiento obrero de la Argentina, más allá de la pérdida de prestigio de los dirigentes ante sus bases.
De no conseguirlo se podría configurar nuevamente un escenario de varias centrales con dudosa legitimidad.
La última reunión del Consejo Directivo cegetista sirvió para darle apoyo formal a la marcha del 21 de febrero impulsada por el moyanismo. Sin embargo, la realidad se ha modificado sensiblemente desde entonces, cuando ese sector se postulaba como un polo de reagrupamiento frente al agotado triunvirato.
El acuerdo del camionero con Luis Barrionuevo no llegó siquiera hasta la movilización. Allí tampoco se hicieron ver varios de los miembros del Consejo Directivo que revistaban dentro de su agrupamiento como Abel Frutos, de Panaderos; Jorge Sola, del Seguro; Carlos Frigerio, de cerveceros; o Noemí Ruiz, de modelos.
La ausencia de un planteo de continuidad en el plan de acción contra el ajuste agravó su aislamiento porque abonó la idea de que se trató de una confrontación de carácter personal de Moyano contra el gobierno.
La renuncia de Pablo Moyano a la Comisión Directiva la última semana buscó dar una señal de repudio ante la actitud asumida por el resto de la Directiva ante el 21F pero, al mismo tiempo, se trató de un reconocimiento de su incapacidad por recuperar una mayoría. Además, precipitó el distanciamiento del triunviro Juan Carlos Schmid que, en diálogo con Radio Mitre, explicó que tiene una relación fraternal con Hugo Moyano pero no acompañará a Pablo por su «irresponsabilidad» y por no compartir el «alineamiento con el cristinismo». A su vez, explicó que «voy a mantener mi plena autonomía» y bregó por «generar las condiciones para convocar al Congreso de la CGT».
El miércoles último, en la Federación del Gas comenzó el proceso de reagrupamiento liderado por Gordos e Independientes. De la cita participaron destacados dirigentes, algunos otrora moyanistas. Por el momento reúnen unos 15 miembros del Consejo Directivo y necesitarían de los seis que responden a Barrionuevo para viabilizar ese proceso.
En un Congreso reunirían cerca del 60% de los delegados necesarios para comandar la renovación. A la reunión se sumaron los sectores del Movimiento de Acción Sindical de la Argentina (MASA) que, sin votos en el CD, sin embargo, sumarían respaldo y legitimidad. Sergio Sasia, de Unión Ferroviaria, en diálogo con Tiempo, manifestó su voluntad de «preservar la institucionalidad de la CGT a través del Consejo Directivo y dar los pasos necesarios a la convocatoria al Congreso».
Fuentes de la UOM, que cuentan con un miembro en el CD (se rechazó la renuncia del «Barba» Gutiérrez) pero que influyen en los gremios industriales explicaron a Tiempo que participarían de un eventual Congreso pero que todavía no sumarían su voto en CD para la convocatoria.
Moyano, por su parte, apuesta a un nuevo MTA con sus aliados del 21F, con quienes prepararía un acto el 1º de Mayo. «