La aprobación de la Ley de Ganancias concluye una pulseada en la que el gobierno nacional estuvo a punto de verse derrotado en toda la línea y de la que salió airoso tras un acuerdo con un sector de los que lo confrontaban. Ahora se inicia una nueva pulseada, de más largo aliento, vinculada al impacto concreto del tributo en los salarios una vez que arranquen las paritarias del año próximo.
El consenso entre los tributaristas de todas las tendencias es que la nueva versión de Ganancias es muy parecida a la que envió el gobierno al Congreso y que había concitado el rechazo generalizado de la oposición parlamentaria, a punto tal que una parte de esta (el Frente Renovador y el FpV) presentó un proyecto propio que obtuvo la media sanción de Diputados.
Una de las formas de medir la escasa distancia entre el proyecto inicial del gobierno y la versión aprobada la noche del jueves pasado pasa por tomar el llamado costo fiscal, es decir, lo que el Estado (nacional y provincial) resigna por las modificaciones. Mientras que en su proyecto inicial el Gobierno aseguró que dejaría de percibir unos 27 mil millones de pesos anuales, el finalmente aprobado presenta un incremento «que no es significativo», en palabras del ministro de Producción, Francisco Cabrera, ya que será de 35 mil millones de pesos. Con todo, hay otras cifras que indican que esa cantidad será menor cuando se apliquen las alícuotas sobre los salarios de 2017.
Es que el aspecto más criticado de la reforma de Ganancias es la escasa distancia en los tramos de las alícuotas, en otras palabras, la mezquina reforma a la «tablita de Machinea». Según el experto Andrés Mir, investigador del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), «los contribuyentes que ya pagaban el impuesto van a verse más perjudicados, es decir, la reduccion va a ser menor con este proyecto que con el proyecto inicial del gobierno, porque los ajustes de los tramos de escala son más moderados que en el proyecto oficial».
Esto quiere decir que un contribuyente casado con dos hijos que cobra un salario bruto de más de 37 mil pesos empieza pagando un 5% por los primeros 50 mil pesos sometidos a gravamen, pero rápidamente pasa a la siguiente escala. Finalmente, se llega al tope de la tablita, el 35%, a partir de un excedente de 55 mil pesos por mes.
De acuerdo con el Instituto de Trabajo y Economía de la Fundación Germán Abdala, «la crítica que actualmente se le hace al impuesto está muy lejos de resolverse. Los tramos siguen estando muy juntos entre sí, lo que implica que en la práctica las alícuotas marginales del 5%, 9%, 12% y 15% sólo correspondan a ingresos de entre $ 23.200 y $ 30.000». Y concluye: «En los hechos, el nuevo proyecto prácticamente no se diferencia del primero presentado por el gobierno.»
El gobierno obtuvo respaldo para reformular su propio proyecto de reforma de Ganancias a partir de batir el parche del costo fiscal. Tras una serie de advertencias que sonaron a extorsión, en el sentido de que las provincias perderían ingresos y obras financiadas por la Nación, el Poder Ejecutivo logró el primer consenso con una mayoría de gobernadores, grupo en el cual había de todo: oficialistas y opositores de los distintos sectores del peronismo.
Mir consideró, por caso, que «el costo fiscal del proyecto de la oposición y que aprobó Diputados, lo hacía imposible de poner en práctica». Sin embargo, el Presupuesto 2017 incluye 314 mil millones de pesos en exenciones impositivas destinadas a las distintas actividades económicas. A ello hay que sumar el golpe a los ingresos fiscales que significó la quita de retenciones a las exportaciones agropecuarias y mineras. La reforma de Ganancias sanciona, en definitiva, que los asalariados contribuyan con más de 100 mil millones de pesos en 2017, según cálculos del ministro Rogelio Frigerio, pero no incluyó la vuelta de las retenciones mineras ni generó nuevos impuestos a la especulación financiera.
La cgt y la ley
En la semana que transcurrió entre la media sanción del proyecto opositor y el acuerdo para sacar el texto definitivo, la CGT jugó un papel central. En un momento en el que la dirigencia sindical arrastra un fuerte desprestigio, llamó la atención el esfuerzo puesto por el gobierno para alcanzar un acuerdo con ella. El brindis de ayer en Olivos, entre la conducción cegetista y el presidente Mauricio Macri y parte de su gabinete, fue la imagen que marcó ese énfasis.
La conducción de la CGT no es sólo ella misma. Es la principal depositaria de la representatividad de los intereses del conjunto de los trabajadores. La CGT puede amplificar el ruido que existe en los lugares de trabajo hasta convertirlo en un griterío. Y ese ruido está.
La escueta información oficial sobre el encuentro de ayer estuvo acompañada de fotos sonrientes de los invitados. La prensa no tuvo acceso al quincho en el que se realizó la reunión. Entre los anfitriones, además del presidente Macri, estuvieron el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el titular de la cartera laboral, Jorge Triaca.
Del lado sindical, participaron los líderes del triunvirato de la CGT, Juan Carlos Schmid, Héctor Daer y Carlos Acuña, además de un nutrido grupo de dirigentes, como Andrés Rodríguez, Antonio Caló, José Luis Lingeri, Roberto Fernández, Gerardo Martínez, Armando Cavalieri y Omar Maturano.
Entre los legisladores opositores que finalmente acordaron con el gobierno nacional hubo consenso con la idea de que «este no es nuestro proyecto, pero era el posible», como señaló ayer Facundo Moyano, miembro del FR de Sergio Massa y líder del sindicato de Peajes. Massa, de hecho, se entusiasma con la idea de presentar en febrero un proyecto de ley de reforma integral impositiva.
Pero la reapertura de una discusión así podría empalmar con las primeras consecuencias de la aplicación de la Ley de Ganancias. Si los acuerdos paritarios superan el 23% de incremento del mínimo no imponible, los asalariados que ahora pagan el impuesto volverán a hacerlo, con el agregado de que podrían pasar rápidamente de los niveles más bajos de las alícuotas a los más elevados, como indica la Fundación Germán Abdala.
La posibilidad de una nueva pulseada está, entonces, latente. Hay que ver si en marzo vuelve a funcionar la coalición que acordó la Ley de Ganancias. El tiempo no pasa en vano. «
La letra chica de los cambios votados
La aprobación en tiempo récord de la reforma de Ganancias estableció una serie de novedades en el pago de este tributo. Estos son los más importantes:
-El mínimo no imponible pasó a $ 37 mil brutos para el trabajador casado con dos hijos ($ 30.500 netos), y a casi $ 28 mil para el trabajador soltero ($ 23.200 netos).
-Los primeros $ 20 mil excedentes al año pagarán un 5% de Ganancias. Para aquellos que sobrepasen entre $ 20 mil y $ 40 mil, la tasa sube al 9 por ciento. El máximo se mantiene en el 35% para los que estén por encima de los $ 320 mil mensuales.
-Se mantienen las deducciones por familiares a cargo: hijos, hijastros (ambos hasta los 18 años) y cónyuge.
-Las personas que se desempeñen en cargos públicos nacionales, provinciales, municipales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin excepción, incluidos los cargos electivos de los poderes Ejecutivo y Legislativo, pagarán Ganancias.
-Los magistrados, funcionarios y empleados del Poder Judicial pagarán a partir de los designados en 2017.
-Se crea un «impuesto específico sobre la realización de apuestas» que grava la realización de apuestas a través de máquinas electrónicas de juegos de azar, con una alícuota del 0,75% sobre la base imponible respectiva, equivalente al valor de cada apuesta; mientras que en el caso del impuesto indirecto sobre apuestas online, la alícuota será del 2% sobre el valor bruto de cada apuesta. El Poder Ejecutivo podrá aumentar hasta un 50% el gravamen o dejarlo sin efecto. Las rentas derivadas de la explotación de juegos de azar tributarán hasta el 41,5 por ciento.
-Se crea el Impuesto Extraordinario a las Operaciones Financieras Especulativas (Dólar Futuro de 2015 y de 2016), que aplicará la tasa del 15% sobre las utilidades derivadas de «diferencias positivas de precio» por operaciones de compra y venta de contratos de futuros, no pudiendo ser deducible gasto alguno.
-Se crea un impuesto para el pago de IVA a los extranjeros que tengan actividad en el país.
-Quedan «exentas las horas extra» para los servicios prestados en días feriados, inhábiles y durante los fines de semana, los viáticos quedan con límites, salvo aquellas actividades consideradas de larga distancia y se contempla la deducción del alquiler hasta el 40 por ciento.