Las abruptas subas de tarifas provocaron una formidable recuperación de las empresas de energía, que en su mayoría pasaron de mostrar balances deficitarios a otros con ganancias multimillonarias. Así lo revelan sus informes a la Comisión Nacional de Valores, obligatorios para toda compañía que cotiza en la Bolsa de Comercio. Las mejoras abarcan tanto a las firmas de gas como de electricidad, en las tres fases en que se reparte el negocio: la generación, el transporte y la distribución domiciliaria.
Uno ejemplos fue el de Metrogas, que pasó de perder $ 604 millones en 2016 a una ganancia de $ 774 millones en 2017. La empresa lo explicó por «la readecuación tarifaria que permitió realizar el revalúo contable de sus activos esenciales». Aunque sus clientes redujeron el consumo de gas, los ingresos de la firma crecieron un 52,6% (fueron $ 12,181 millones) y su ganancia operativa se triplicó. Gas Natural Fenosa, la otra distribuidora del área metropolitana, tuvo una utilidad neta de $ 542,9 millones, más del doble que en 2016. También salieron bien paradas sus colegas del interior Camuzzi, Distribuidora de Gas Cuyana y Gas del Centro. Entre las transportadoras, TGS se llevó $ 2793 millones limpios y TGN, $ 841 millones.
Entre las eléctricas, Edenor revirtió sus fuertes pérdidas de 2016 y terminó con un saldo a favor de $ 691 millones. Edesur, en cambio, cerró en rojo: aunque sus ingresos crecieron un 40%, la empresa previsionó una parte para cubrir las multas del ENRE por deficiencias en el servicio y por eso mostró un quebranto de $ 997 millones. Transener, que opera las redes de alta tensión (el Estado tiene 50% de sus acciones), ganó $ 2375 millones.
Durante el debate parlamentario por las tarifas, el bloque de diputados Argentina Federal armó un listado de empresas de ambos sectores. Así estimó que en los últimos 12 meses las gasíferas ganaron en su conjunto $ 6000 millones y las eléctricas, el doble. De estas últimas, la parte del león correspondió al grupo Pampa Energía, de Marcelo Mindlin, con $ 4700 millones.
El éxito, que de seguro será mayor cuando se contabilicen las alzas de precios de febrero y abril más las previstas para el segundo semestre, se vincula a las reglas de juego fijadas por Cambiemos, que aceleró la revisión tarifaria integral (demorada por el kirchnerismo). Además de asegurar el servicio y garantizar que hubiera inversiones se buscó, como lo admitían los documentos presentados por el Enargas en ocasión de las audiencias públicas, «asegurar a las compañías un flujo de ingresos que provea un adecuado retorno sobre el capital necesario invertido en la actividad».
Un caso paradigmático de cómo aprovechar el nuevo escenario es el de Central Puerto, uno de cuyos dueños es Nicolás Caputo, íntimo amigo y consejero del presidente Macri. La empresa, que controla varias generadoras termoeléctricas y la central hidroeléctrica de Piedra del Aguila, ganó $ 3494 millones en 2017. En su reseña informativa, señala los beneficios de la resolución 19/2017 de la Secretaría de Energía Eléctrica, que le permitió vender sus sobrantes de producción a otros agentes del Mercado de Electricidad Mayorista. Con ese aval, Caputo y sus socios iniciaron los trámites para cotizar en la bolsa de Nueva York y obtener fondos que apuntalen a la joven CP Renovables, dedicada a proyectar y construir parques eólicos. Para eso también podría usar los préstamos que el gobierno, a través de un fideicomiso, otorga para impulsar la creación de energía a partir de fuentes renovables. Un negocio redondo.