Este martes, el Palacio de Hacienda se juega una parada fuerte con un canje de deuda en pesos por $ 4,2 billones que vencen en el primer trimestre de 2023. La propuesta de la Secretaría de Finanzas, que dirige Eduardo Setti, es reemplazar esos títulos por otros cuyos vencimientos se corren unos meses aunque antes de las elecciones de octubre, salvo un bono que podría representar hasta el 15% del canje ($ 630.000 millones) con fecha de finalización en febrero de 2024.
Según datos del mercado financiero, la mitad de los bonos a canjear están en manos privadas y la otra mitad son tenencias en poder del sector público. De allí que se especula con que el gobierno lograría un piso del 50% en el intercambio. Respecto de los títulos que elegirían los organismos estatales (especialmente el Fondo de Garantía de Sustentabilidad), se cree que será surtido incluyendo algunos de los que vencen en febrero y otros que caen en septiembre de 2023, después de las PASO de agosto. La zanahoria con estos dos plazos es que se trata de títulos duales, es decir, pagan al poseedor lo que dé más renta entre inflación y devaluación.
Pero el mercado financiero y la especulación se han mostrado poco dispuestos a apostar por bonos con vencimiento en 2024, así tuvieran esta dualidad. Dos razones impulsan este comportamiento: de un lado, la situación financiera del gobierno; del otro, la posibilidad de que un nuevo Ejecutivo de Juntos por el Cambio entre en default, como en septiembre de 2019. «