El juego de los fondos comunes de inversión (FCI), que cotizan en bolsa, consiste en elaborar un portfolio, es decir una propuesta de distintas inversiones, y convencer a privados para que depositen su dinero. El gerenciador del FCI cobra un porcentaje por la gestión de los fondos.
El Fondo de Garantía y Sustentabilidad (FGS), en cambio, es un fondo de afectación específica que tiene por objeto mantener el valor del ahorro de los trabajadores y empresarios argentinos y que, a su vez, permite sostener en el mediano y largo plazo al sistema previsional argentino.
Todos sabemos que la inversión financiera por excelencia, desde el advenimiento del liberalismo macrista, son las Lebac, que generan la mayor rentabilidad de todo el sistema financiero.
Ahora bien, el FGS puede invertir y comprar directamente las Lebacs, sin otro intermediario. Por ello, es inexplicable, y seguramente oculta un delito y un perjuicio para el FGS, que haya invertido 450 millones de pesos en el FCI Axis, propiedad del ministro de Finanzas, Luis Caputo, máxime a través de una resolución o acta de directorio, en que firma, entre otros, el propio Caputo.
Pero, amén de ello, es notorio que en la gestión anterior el FGS no invirtió a través de los fondos comunes de inversión, sólo mantuvo los que había heredado de las AFJP.
Y ello se debía, como en caso de las acciones, a que se trata de inversiones con un elevado grado de discrecionalidad, que podría poner en duda la conducta de quienes tomaban y ejecutaban la elección de un fondo común de inversión y no de otro.
Este criterio se repetía prudentemente con la no venta ni compra de acciones de empresas privadas, sobre todo teniendo en cuenta que el FGS era altamente rentable (40,6 % en 2015 contra una inflación del 24%), rentabilidad que abruptamente cayó en 2016 al 31% contra una inflación del 42%.
Los fondos comunes de inversión constituían el 2,7% del total de las inversiones del FGS hasta diciembre de 2015. En el primer trimestre de 2017, se elevaron al 5,3%. Lo curioso es que todas las inversiones que se hacen en los FCI pagan comisiones. Y que el FGS puede efectuar las mismas operaciones sin pagar comisiones.
Esperamos que algún fiscal de la República investigue cuánto se pagó por comisiones en la inversión de estos 48 mil millones de pesos, y si las inversiones, como en el caso de la compra de Lebac las podría hacer libremente el FGS sin abonar comisiones u honorarios a terceros, o a empresas de los mismos directores que firmaron los acuerdos de tamañas inversiones.
Mientras tanto, el FGS que tenía a diciembre de 2015 más de 660 mil millones de pesos, que con el dólar a 9 pesos equivalían a más de 70 mil millones de dólares, bajó a 55 mil millones de dólares luego de la devaluación.
En el mismo sentido, la jubilación mínima descendió de 619 dólares a menos de 400 dólares, y la pensión universal que hoy la reemplaza, a apenas 300 dólares.