El impacto que tendrá el resultado electoral de las recientes PASO en la relación de la Argentina con el Fondo Monetario aun no está plasmado con todo vigor. Pero al menos desde el organismo multilateral en Washington aseguran que nada ha cambiado.
En una comunicación con Tiempo, una fuente del FMI al tanto de las negociaciones que mantiene con la Argentina, y que pidió anonimato por no estar autorizada a discutir el tema en público, aseguró que “el equipo del FMI y las autoridades argentinas continúan trabajando en estrecha colaboración”.
La declaración surgió después de que diversos analistas pusieran en duda la posibilidad de que el gobierno de Alberto Fernández avanzara hacia un acuerdo con el Fondo como consecuencia del sacudón político que surgió con las PASO.
No obstante, hay que señalar que el FMI viene repitiendo las mismas palabras desde hace un tiempo en sus comunicaciones sobre las negociaciones por la reestructuración de la deuda argentina por U$S 46.000 millones.
En ese sentido, la fuente agregó que los equipos técnicos de las partes “se comunican con frecuencia” en reuniones virtuales en las que se tratan aspectos como la viabilidad de aportes del FMI que sirvan para pagar los vencimientos. Negocian de un lado, el ministro de Economía argentino Martín Guzmán, y del otro, Julie Kozak y Luis Cubeddu, encargados del caso argentino del FMI.
En la mirada del Fondo, el objetivo sigue siendo el mismo: establecer “un programa” que pueda respaldar. En otras palabras, el Fondo advierte que tiene que haber un programa y tiene que ser “firmable”. Allí es donde ingresan las presiones que el organismo multilateral ejerce sobre las naciones a acuden a él para que apliquen sus recetas ortodoxas, que apuntan a reducir el déficit fiscal sobre la base de una reducción de los gastos en subsidios, en inversión social y en prestaciones previsionales. Con una reducción del déficit, el FMI supone que habrá menos emisión y que ello derivará en una caída de la inflación. Sin embargo, la experiencia con el gobierno de Mauricio Macri muestra que la receta falla. Y mucho.