Las fintech reaccionaron a la difusión de un estudio del Banco Central que indicó que el 40 por ciento de ellas cobra tasas de interés por encima del 400% anual por sus préstamos.
Si bien esbozaron varios argumentos para justificar estas exorbitantes tasas de interés, la Cámara Argentina Fintech eligió un ángulo en particular: el de la inclusión financiera.
“En pos de la inclusión financiera, que continúa siendo materia pendiente en el país, las fintech dan soluciones a este problema, ayudando a individuos y empresas a iniciar, en segundos, la construcción de su historial de pago y, de esta forma, tener la posibilidad de beneficiarse en próximas operaciones con menores tasas y mayores montos o plazos, incluso en los bancos”, señaló la cámara según consignó el diario especializado El Cronista Comercial.
Es decir, las personas que no pueden acceder a un crédito en un banco tradicional deben pagar el derecho de piso que consiste en soportar tasas de usura para lograr la “construcción de su historial de pago”. Conviene tener en cuenta que más de un 400% de interés anual equivale a 10 veces la inflación prevista para el año que va desde este mes de junio a mayo del año próximo.
Si se descartan los casos de personas involucradas en fraudes, la causa por la que un sector de la población no tiene al alcance un préstamo bancario suele estar relacionada con la imposibilidad de demostrar el origen de sus ingresos, sea porque no está registrado o porque es cuentapropista con bajos ingresos.
Ese segmento de personas suele recurrir a prestamistas informales, o incluso a los formales que no están regulados por el Banco Central porque no reciben depósitos de ahorristas que luego presten. Lo notable es que estos prestamistas cobran tasas que habitualmente se consideran siderales y que están en el mismo nivel que las que cobran las fintech.
Así las cosas, las fintech, que venían a democratizar el acceso al crédito, terminan reproduciendo la parte menos democrática del crédito, que es que los sectores de menores ingresos y más vulnerables deben pagar más por el crédito, lo que colabora con su empobrecimiento general y profundiza su incapacidad de acceder a créditos formales más baratos.
Teorías conspirativas
En su informe, el BCRA explicó que “sigue con atención el desarrollo de la actividad de las fintechs ya que tienen el potencial de profundizar la inclusión financiera de la población” y habló de “inconsistencias y tasas excesivas” a la hora de calificar el comportamiento de las fintech en relación al cumplimiento de este objetivo. Líneas más abajo del comunicado, el Banco Central indicó que “El objetivo del monitoreo del BCRA permite evaluar el desempeño de la actividad, sus posibles riesgos y aspectos vinculados a la protección de los usuarios de servicios financieros y a la inclusión financiera”.
Esta amplitud de miras alteró a más de uno. Fue el caso de Lucas Llach, ex vicepresidente del Banco Central a cargo, justamente, del desarrollo de las fintech durante la gestión de Federico Sturzenegger (2016-2018). “Qué raro que en vez de mirar el sector de préstamos no regulados, en general el BCRA se enfoque en las fintech. ¿Será porque el sistema financiero les tiene más miedo? Qué triste es nuestro garcapitalismo”, espetó en la red social Twitter.
Y agregó: “Hay que poner casas de empeño, todo efectivo, así el BCRA no te empieza a investigar las tasas. ¿Una app para facilitar la vida a los clientes? Noooo, querido… sos ‘fintech’!”, agregó.
El enojo de Llach, sin embargo, no pudo ocultar que no respondió al señalamiento del BCRA de que las fintech cobran tasas de interés exorbitantes. Es cierto que los prestamistas, especialmente los informales, son una verdadera plaga que realiza una exacción permanente sobre la población empobrecida, pero eso no quita que las tasas de interés que cobran las fintech sean similares a las de aquellos.
Quien no se expresó públicamente fue Sturzenegger, a pesar de que tiene participación en Latus View, un fondo de inversión que hizo un aporte de capital en Findo, una de las fintech que a su vez desarrolló una plataforma de otorgamiento créditos, calificación de deudores y gestión de riesgo que vende a otras fintech.
Hubo otros intentos de explicar el asunto, siempre de acuerdo con El Cronista. Por caso, se señaló en defensa de estas firmas de prestamos online que uno de cada tres créditos no se paga, lo que derivaría en un elevado riesgo que, a su turno, se traduce en una tasa de interés correspondiente con ese riesgo. Ese nivel de incobrabilidad, del 30%, sería –de ser cierto- 10 veces superior al de la mora verificada por el BCRA en los créditos a las familias otorgados por los bancos, ubicada en el 3,1% del total de préstamos, según los últimos datos conocidos, de marzo de este año.
Además de la elevada morosidad, desde el sector también señalaron como atenuante el hecho de que las fintech no pueden acceder al mercado de capitales para fondearse y que ello deriva en costos mayores para obtener su materia prima, el dinero que luego prestan. Sin embargo, las fintech prometieron la democratización del acceso al crédito con esas condiciones regulatorias ya existentes.
Dadas las explicaciones de las fintech, es muy probable que las tasas de interés del 400% anual continúen vigentes por un buen tiempo.