El BCRA acaba de informar que la fuga de divisas del sector privado (técnicamente denominada formación de activos externos) aumentó a U$S 3.646 millones en el primer trimestre de este año, casi el doble de los U$S 1.928 millones de igual período de 2015. En este marco, la autoridad monetaria elevó de 2 a 5 millones de dólares mensuales el límite de compra para la formación de activos externos (FAE).
Los datos del Balance Cambiario son interesantes: las compras brutas de billetes de dólar por parte de residentes alcanzaron los U$S 4.310 millones, el 50%, según el BCRA, correspondió a compras de hasta U$S 10.000. Para la magnitud de las operaciones cambiarias fue el chiquitaje el que determinó las principales compras. Cerca de un tercio del total de las compras se utilizó para realizar depósitos en dólares. Los usuarios también vendieron dólares billete por cerca de U$S 1.000 millones, probablemente para pasarse a Lebac en pesos y realizar sustantivas ganancias en moneda dura.
El resultado del Balance Cambiario fue positivo en U$S 3.535 millones, principalmente gracias al endeudamiento por el pase del BCRA con los cinco bancos internacionales por U$S 5.000 millones, y los U$S 1.250 millones de los bonos de la provincia de Buenos Aires.
Son datos engorrosos, pero en realidad indican que ha vuelto a pasar lo mismo que sucedió desde los setenta y hasta los noventa: los aumentos del endeudamiento fueron acompañados por aumentos en la fuga de capitales. Así, Argentina quedó con más deuda externa pero sin las divisas.
El BCRA está siguiendo dos líneas principales. Una de ellas es establecer altísimas tasas de interés de las Lebac a 35 días (la tasa de referencia para la política monetaria) que solo se reducirán cuando comience a bajar la inflación, según prometió Federico Sturzenegger. Mientras tanto, las empresas, especialmente pymes, serán perjudicadas por las altas tasas, o por la imposibilidad de acceder al financiamiento. La otra línea de trabajo se vincula con la apreciación del tipo de cambio nominal de los últimos dos meses, y consiste en desregular más la economía, incentivando las compras de dólares, como la anteriormente comentada, más otras medidas de similar tenor. También hay medidas para disminuir la oferta de divisas, por ejemplo, extendiendo el plazo de liquidación de los cereales a 180 días.
¿Cuáles serán las consecuencias? La tasa de interés seguirá a la inflación dominada por los formadores de precios. Mientras tanto, las medidas de liberalización van a seguir vigentes, aun cuando los dólares de la cosecha ya hayan entrado, y difícilmente este gobierno decida volver atrás con las desregulaciones, puesto que va en contra de sus principios. Ya lo dijimos en incontables oportunidades: con la desregulación, es el mercado el que pone los precios, incluido el del dólar.
Los intelectuales orgánicos critican
El Cronista (03/05/16) le realizó un reportaje a Gabriel Basaluzzo, director de la Maestría en Finanzas de San Andrés. Preguntado si concuerda con el presidente del Central en que la inflación podrá estar por debajo del 2% mensual hacia fin de año, responde: Si vos tenés una tasa cercana al 40%, lográs frenar el consumo y empezás a tener desempleo, la inflación se para al toque. Si se genera contracción de la economía, los precios no te suben más. Las tasas en los niveles actuales están contrayendo la demanda de bienes. Ahora, con el dólar planchado, las Lebac rinden 40% en dólares. Entonces, le tenés que pedir al inversor que abandone una rentabilidad única para pasarse a otros sectores de la economía. Agregó que el aluvión de dólares no va a venir si no hay una mirada de largo plazo. Macri no puede garantizarle al inversor extranjero un horizonte de previsibilidad. Por eso es importante para el gobierno vetar la ley antidespidos, para asegurar flexibilidad a los inversores. A confesión de director de maestría…
También en su blog personal, Germán Fermo, director de la Maestría en Finanzas de la Torcuato Di Tella, escribió: El Presidente Macri debería comprender que para sobrevivir electoralmente no le bastará ser keynesiano. Este gobierno debería entender de una vez que es necesario shockear a la economía argentina en múltiples frentes y cuando digo shockear no pienso en echar gente (…) Argentina tiene un preocupante desempleo (…). Me pregunto si por el contrario, no sería posible por los próximos tres años incentivar el empleo de desempleados mediante tres medidas: 0 (cero) aporte patronal, 0 (cero) contribución social y si el empleador necesita despedir a un empleado que ex-ante estaba desempleado, lo pueda hacer sin costos.
Como vemos, por todos lados aparece el tema del desempleo y la flexibilización para solucionarlo, una política que ya evidenció ser infructuosa en Argentina, y que el gobierno intenta instalar hoy día, para contrarrestar el proyecto de ley para impedir los despidos que horroriza a los integrantes de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), y a sus ex CEO hoy en el gobierno.