Un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) difundido la semana pasada pone el foco en la dimensión psicológica de los condicionamientos económicos de la población adulta.
El informe ofrece variables que permiten un abordaje más integral de esta problemática social puesto que, a diferencia de los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), no limita el análisis de esa situación a las variables vinculadas con los ingresos de las personas sino que incorpora la percepción subjetiva de los afectados sobre su propia situación de vida poniendo en discusión las respuestas que, desde el sistema de salud deberían ofrecerse.
Según el informe, el 38,1% de las personas que viven en la pobreza indigente manifestó una baja o nula satisfacción con su propia vida mientras que, en el extremo opuesto, sólo el 14,9% de las personas sin problemas económicos reconoció padecer un sentimiento de las mismas características.
En el segmento más vulnerable de la población, el 36,9% se siente «poco o nada feliz» cuando, en promedio, un 29% de la población opina lo mismo de sí mismo.
Por su parte, un 34,2% de los pobres reconoció sufrir un «malestar psicológico» mientras que sólo un 15,4% del sector que no presenta problemas económicos reconoció atravesar una padecimiento de esa naturaleza.
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social, destacó que la importancia de realizar estudios de esta naturaleza reside en que «la salud pública y las políticas destinadas a atender a los pobres no atienden este fenómeno de bienestar subjetivo».
El fenómeno merece ser atendido toda vez que los niveles de pobreza tienden a incrementarse entre la población como lo demuestran otros datos oficiales que se conocieron esta semana: la Canasta Básica Total del Indec que mide el umbral de pobreza se apreció un 8,1% en septiembre cuando el IPC lo hizo un 6,5 por ciento. «