Una jornada financiera para el olvido se vivió hoy en la Argentina que, además, podría traer consecuencias en el corto y mediano plazo. El valor del dólar que opera a través de la Bolsa (CCL) sufrió una nueva suba que lo ubicó en torno a los $238 ampliando la brecha con el oficial hasta casi un 95%. La escalada que se viene registrando desde la semana pasada resulta la contracara de la caída de los bonos soberanos nominados en pesos y que actualizan por la inflación (CER) así como la caída de los bonos locales nominados en dólares.

El escenario disparó también el riesgo país que refleja el diferencial de tasa con relación a los títulos del Tesoro Norteamericano a la que el sector privado está dispuesto a prestarle hipotéticamente a la Argentina. El valor alcanzó a los 2100 puntos, el peor registro desde agosto de 2020.  

Más allá de la alta exposición de la economía local, el origen de la turbulencia debe explorarse en la situación de la economía norteamericana y en la probable intervención de la FED (Banco Central de los Estados Unidos) ante la creciente inflación. El viernes se conocieron los datos de la suba de precios de mayo para ese país que arrojaron una inflación interanual del 8,6% dando cuenta de una reversión en la tendencia verificada en abril con relación a marzo a pesar del reciente incremento de tasas de la entidad monetaria que había subido del 0,25% al 0,75% a partir de las correcciones de marzo y mayo últimos.

De este modo se espera que la FED resuelva a partir de mañana una nueva suba de las tasas que podría ser incluso más agresiva que las anteriores con el propósito de poner freno efectivo a la inflación sobre la base de un enfriamiento de la economía. El riesgo de que la medida provoque un efecto recesivo en la economía norteamericana con impacto global explica el fuerte impacto en las acciones corporativas a nivel mundial y, en particular, en las acciones argentinas que cotizan en Wall Street (ADR’S) que sufrieron bajas de hasta el 12% (Despegar) pero con caídas del 10,1% para el Banco Supervielle y del 9,4% en MercadoLibre, entre otras.

Los índices bursátiles norteamericanos anotaron bajas del 2,8% para el Dow Jones (general), del 4,7% para el Nasdaq (tecnológicas) y el S&P (grandes empresas) del 3,9%.

La suba de las tasas norteamericanas, además, estimula el denominado “flight to quality”. Esto es la fuga de capitales desde las economías emergentes hacia los bonos del Tesoro norteamericano considerados más seguros y con rendimientos crecimientos que desplomaron los bonos locales nominados en moneda norteamericana en hasta un 10,4%. Se trata de los bonos de deuda privada reestructurados en los primeros meses de 2020 y que ya cotizan en niveles de default e incluso, en algunos casos, con cotizaciones inferiores a las de antes de aquel canje.

Un escenario similar sufrieron los bonos locales en pesos que actualizan por CER que mostraron un retroceso de la mano de las crecientes expectativas devaluatorias y la búsqueda de activos en dólares de empresas y ahorristas. Ya la semana pasada se verificaron ventas por $100 mil millones cuando en junio existen vencimientos por medio billón de pesos que el gobierno aspira a renovar para eludir una mayor emisión monetaria. Por eso es de esperar que el Banco Central se vea obligado a subir nuevamente las tasas de interés de referencia con el propósito de garantizar tasas de interés reales positivas como plantea el FMI y, a la vez, restar presión sobre el mercado cambiario.

El reforzamiento de la moneda norteamericana por la vía de la suba de tasas, además, podría impactar a la baja en el valor de las commodities comprometiendo todavía más el ingreso de dólares al BCRA.

La brecha cambiaria que todavía no se refleja enteramente en el dólar blue también podría impactar negativamente en la capacidad de la entidad monetaria para hacerse de dólares y acrecentar sus reservas tal como indica el compromiso del gobierno con el FMI.