El futuro de YPF en el gobierno del ultraderechista Javier Milei comienza a develarse. Guillermo Francos, futuro ministro de Interior, declaró aywer que la primera idea, antes de privatizarla, es la de «ponerla en valor».

«Nuestra intención es poner en valor YPF», indicó el confirmado futuro ministro político del gobierno de La Libertad Avanza en diálogo con Radio 10, al ser consultado sobre la privatización de la petrolera que impulsa Milei.

Francos esquivó dar detalles sobre qué significa una puesta en valor de YPF y qué decisiones podría tomar el gobierno de Milei una vez obtenido ese objetivo, concretamente si avanzaría en su enajenación.

De cualquier manera, han trascendido algunos de los lineamientos básicos de lo que buscará Horacio Marín al frente de la petrolera de mayoría estatal. Marín fue hasta su designación en YPF el máximo ejecutivo de Tecpetrol, el brazo petrolero de Techint, que en cuestión de cinco años la transformó de una empresa chica a la mayor productora de gas de Vaca Muerta, por encima de la propia YPF.

En ese proceso pesaron mucho los diferentes planes de subsidios a la producción que se suceden desde 2014 y que Milei mantendrá (ver página 12). También otras decisiones de intervencionismo estatal, como el convenio colectivo de trabajo específico que flexibilizó las normas laborales y las sucesivas normas de desgravación impositiva para la importación de equipos.

Marín trabajará en tándem con Eduardo Rodríguez Chirillo, el designado secretario de Energía. Chirillo, que ya formó parte del equipo de técnicos que llevó a cabo las privatizaciones energéticas de los años ’90, evalúa que se deben eliminar ciertas intervenciones estatales en el negocio petrolero, aunque mantener vigentes otras. Entre las primeras se encuentra el precio regulado del barril de petróleo. En la actualidad, ese valor dentro de la Argentina es de U$S 57 mientras que en el exterior se vende a U$S 79. No está clara la hoja de ruta para llevar el crudo a ese nivel, más allá de la decisión tomada.

La razón de ello es que cualquier suba en el valor del crudo derivará en una suba en el mismo nivel (al menos) en el precio de los combustibles. También en otros derivados del petróleo, como los productos de la petroquímica, el plástico y en los fertilizantes, todos insumos que se emplean en otras actividades. También se sentirá en el valor del transporte de pasajeros y de carga, multiplicando el efecto de una quita de los subsidios, como se plantea en el mileísmo.

Es decir, un movimiento ascendente de los precios del petróleo local derivaría en una suba sustancial de la inflación en varias olas.

Para Marín, la suba del precio del barril de crudo implicará una mejora de los números de YPF, es decir, su «puesta en valor». Mejoraría sus ingresos en el segmento de la producción, al vender más caro el barril, y lo mismo en el de las refinerías y las estaciones de servicio, en un cuadro en el que los gastos tendrían un menor ritmo de expansión.

Rodríguez Chirillo y Marín coinciden con que YPF debe abandonar sus iniciativas por fuera de Vaca Muerta. Ello significa algunas certezas y otras dudas. Entre lo que ya estaría definido se encuentra la venta de joyas como Y-Tec, YPF Luz y YPF Agro. En cambio, no está claro qué se va a hacer con los negocios secundarios de petróleo y gas, como las áreas productivas convencionales de Chubut y Santa Cruz o el offshore frente a Mar del Plata.

Con YPF «puesta en valor», Milei podría poner en venta YPF con la expectativa de recaudar más plata. Pero será sobre la base de una población más empobrecida por los elevados costos del transporte y la suba de los precios de los productos de primera necesidad. «