Que la inflación golpea a los sectores mas relegados de la sociedad es cada vez más patente. No sólo los precios de los alimentos escalaron en un año un 64% contra una inflación interanual en marzo del 54,7% sino también bienes tan elementales como los medicamentos.
El fenómeno tiene una explicación relativamente simple. Como resultado de una devaluación de la moneda nacional que llevó a duplicar el valor del dólar en apenas un año, según el último informe disponible del INDEC del mes de febrero, los precios mayoristas escalaron un 64%. Si ese incremento no se trasladó integralmente a los precios minoristas fue porque el efecto de la caída del consumo y la recesión obligó a los comercios minoristas a absorber parte de esa suba en detrimento de su rentabilidad.
Algo diferente ocurre con los bienes y servicios llamados “inelásticos”. Se trata de aquellos que, con independencia del precio, la demanda se mantiene firme porque son de consumo insustituible. Allí están incluidos gran parte de los alimentos pero también, y sobre todo, buena cantidad de medicamentos cuyo consumo es de carácter obligatorio para determinados pacientes.
Por ese motivo es en este rubro, que impacta especialmente sobre las personas de mayor edad, donde la suba de precios fue más intensa en los últimos años.
De hecho, según un informe elaborado por el Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV, que analizó la evolución de los precios de venta de 120 medicamentos de consumo masivo, en tres años, se registró un incremento del orden del 252%. Según el estudio se trata de un alza de 50 puntos porcentuales por encima de la inflación promedio en el mismo período.
Al mismo tiempo, el análisis de la evolución del costo de las Prepagas de Salud arroja un fenómeno similar en la medida en que como “las empresas se enfrentan a una menor demanda, buscaron compensar vía precios la merma de ingresos. Así, en el acumulado desde febrero de 2016, el aumento en la cuota fue del 178,6% hasta marzo de 2019, esto es, 18,4 puntos porcentuales por sobre la inflación”.
Según el estudio, además, el volumen comerciado por la industria farmacéutica aumentó 48,6% en pesos en el último trimestre de 2018 con relación al mismo período de 2017. Al mismo tiempo se registró una afectación especial en la producción nacional que creció un 44,4% mientras el segmento de reventa de remedios importados trepó 51,9% en igual período.
Sin embargo, más allá de la propia inflación, el incremento de precios de los remedios amerita ser comparado con los ingresos de quienes deben consumirlos. Para la UNDAV, el poder de compra del salario mínimo con relación a una canasta representativa de medicamentos cayó un 51,0%, con relación a la jubilación mínima un 43,7% y con relación a la asignación por hijo un 14,1%. En el caso de las Prepagas el estudio indica que, mientras que en enero la cuota promedio equivalía a un 25% del salario promedio de la economía, hoy esa relación escaló hasta un 29%.
Al mismo tiempo, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) publicó un informe cuyas conclusiones, en líneas generales, coinciden con las del estudio de la UNDAV. Allí se sostiene que “la inflación de los medicamentos entre mayo de 2015 y marzo de 2019 alcanzo 266%, con casos de medicamentos esenciales que incrementaron su precio en un 600%”. Del mismo modo, aseguran que, en ese lapso “la jubilación mínima tuvo un incremento de 172% (pasando de $3.821 a $ 10.410 entre mayo de 2015 y la actualidad)”.
Pero además, el CEPA agrega que “estos aumentos se agravan dada la modificación de la Resolución n° 005 de PAMI que agrega condiciones extremadamente extraordinarias para poder acceder al subsidio del 100% de cobertura en medicamentos, lo que se traduce en una disminución del acceso de jubilados/as a esta prestación”.