La corrida contra el peso que se desarrolló desde fines del mes pasado hasta las primeras dos semanas de mayo impactó especialmente en el valor relativo de la fuerza de trabajo de nuestro país. Más allá de la afectación del poder adquisitivo que se irá plasmando en los próximos meses al ritmo de la inflación, las patronales que operan en el país han visto reducidos sustancialmente sus costos laborales medidos en dólares.
Es que, según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y proyecciones propias, el salario promedio de los trabajadores privados de la Argentina se redujo en 360 dólares desde diciembre de 2017 al mes que está en curso.
En aquel entonces, la remuneración normal y permanente promedio de los asalariados privados alcanzaba $ 26.451 que, según la cotización del dólar al 1 de diciembre, equivalían a U$S 1504. Si bien los datos del SIPA se encuentran actualizados por el Ministerio de Trabajo sólo hasta febrero, cuando el salario promedio alcanzaba los $ 27.747, sobre la base de la evolución del salario privado que mide el Indec en los meses de enero y febrero de este año comparada con la misma evolución de esos meses en 2017, y transfiriéndola a los meses de marzo, abril y mayo, es posible proyectar que, a mayo, ese salario promedio se ubicaría en alrededor de $ 28.757 que, al tipo de cambio de $ 25,11 por dólar al cierre del viernes último, arroja un total de U$S 1145. Así se consagra un retroceso de U$S 360, equivalente a un 24% menos.
Julia Campos, integrante del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, señaló ante la consulta de Tiempo que, incluso, «esa estimación del salario a mayo da una cifra de máxima. Este año las primeras cuotas de las paritarias se postergaron con relación a 2017. Creemos que, con algunas excepciones, el salario ha quedado relativamente estancado en los meses de marzo a mayo. Hay que aclarar que el dato sirve para dar cuenta de la desvalorización de los salarios medida a escala mundial pero todavía no con relación en la pérdida del poder adquisitivo».
En el caso de que el salario hubiera quedado congelado a febrero, la pérdida absoluta en divisas llegaría hasta los 400 dólares.
Por eso, en promedio, los asalariados privados perdieron el equivalente a un salario mínimo vital y móvil que, desde enero de este año, se sitúa en $ 9500 o 378 dólares.
En diciembre, esa remuneración alcanzaba $ 8860 equivalentes, al tipo de cambio de entonces, a U$S 503. El valor más alto medido en dólares de ese salario se alcanzó en agosto de 2015, cuando llegó a U$S 606 para caer abruptamente hasta 383 dólares en mayo de 2016 y recuperarse parcialmente hasta los U$S 478 un mes después.
En el caso del salario promedio de los empleados privados, el pico hay que buscarlo en diciembre del 2015 cuando los $ 15.813 de entonces equivalían a U$S 1628, los que cayeron abruptamente a U$S 1179 con la devaluación de mediados de ese mes, resignando 450 dólares. Un fenómeno similar en el período reciente se produjo en enero de 2014 cuando, devaluación mediante, el salario promedio de $ 9212 pasó de representar U$S 1406 a U$S 1148 retrocediendo, en apenas unos días, 258 dólares.
A la hora de explorar el piso de la historia reciente en lo que a salario promedio se refiere hay que recalar en diciembre de 2002 cuando los $ 897 equivalían a U$S 247, con una pérdida de casi 600 dólares con relación al valor de entre 800 y 835 dólares de la década anterior. El umbral de los mil dólares recién se superó en diciembre de 2010, cuando los $ 4213 equivalían a 1053 dólares.
Los reclamos por el costo laboral han sido la norma de los representantes empresariales. En octubre último, los dirigentes de la Unión Industrial Argentina se reunieron con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, para manifestar su descontento. Allí Cristiano Ratazzi, presidente de FIAT, le había señalado que «no es un problema sólo de impuestos, el sueldo que pagamos en el país es un 50% superior al de México». En medio de las turbulencias cambiarias de esta semana, el mismo dirigente se pronunció a favor de un dólar de 26 pesos.
Los U$S 360 por trabajador equivalen a un ahorro de U$S 2300 millones mensuales para todas las patronales.
Gobierno y UIA evalúan «revisar» paritarias
Tanto el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, como el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, reconocieron en los últimos días que ante el cuadro de inestabilidad cambiaria, la meta del 15% de inflación será de difícil cumplimiento y que, por lo tanto, será necesario activar las cláusulas de revisión que se incorporaron a los acuerdos paritarios sellados en lo que va del año en reemplazo de las cláusulas gatillo, que implicaban una actualización automática de salarios.
El titular de la cartera laboral reconoció durante una visita a la ciudad de Córdoba que ante la inflación y la devaluación del dólar, «seguramente» será necesario recurrir a esas revisiones.
En tanto, Acevedo dijo, en declaraciones a Radio LED, que «con una devaluación del 25% va a ser difícil dejar una pauta salarial del 15%», dando a entender que será inevitable recurrir a la revisión.
Esta postura comprensiva por parte de los más fieles defensores de la pauta del 15% en las paritarias merece una mirada de desconfianza.
Es que, en un contexto de fuertes turbulencias cambiarias y de agitación dentro de los sindicatos, todavía restan cerrar algunas paritarias importantes como la de camioneros, docentes, sanidad, gráficos, alimentación, neumático y docentes universitarios, entre otras. Poner en valor hoy las cláusulas de revisión podría ser una forma de ratificar el 15% para las paritarias abiertas y postergar la revisión hacia un futuro indeterminado. «