Lejos de la esperada normalización del sistema cambiario, el período presidencial de Mauricio Macri finaliza con una fortísima disparada del dólar, con una variedad de tipos de cambio que confunde al más pintado y con un cepo tanto o más duro que el que regía en diciembre de 2015. Según las diferentes cotizaciones, el valor del billete se llegó a multiplicar por seis en apenas cuatro años.
Al cierre de las operaciones de este lunes, el dólar mayorista se negociaba a $ 59,95. Ese valor es 515% más alto que los $ 9,75 del dólar oficial que regía en el último día del gobierno kirchnerista. En ambos casos, la operatoria está restringida a la liquidación de exportaciones y a la adquisición por parte de empresas con compromisos de importación en firme.
En los bancos, para el público general, la cotización promedio fue de $ 62,99. Es un 439% más caro que los $ 11,69 del dólar ahorro, el que se podía conseguir en 2015 y que consistía en el precio del dólar oficial más un 20% adicional a cuenta del impuesto a las ganancias. En aquella época la compra estaba sujeta a la validación de la AFIP, que tomaba en cuenta si el monto estaba en línea con los ingresos del contribuyente. Ahora, en cambio, rige un único cupo de 200 dólares por mes.
Por fuera de esos canales, el dólar paralelo o blue cerró este lunes a $ 69,75, un valor 373% más caro que los $ 14,75 de hace cuatro años. Al igual que en aquellos tiempos, para sortear esas trabas se apela al recurso de comprar bonos duales en pesos en el mercado local y venderlos en dólares en el extranjero (el renombrado “contado con liquidación” o CCL). Por esa maniobra se consiguen billetes a $ 76,60, un 428% más caro que al inicio del gobierno de Cambiemos ($ 14,51).
La liberación de todas las restricciones para la compra de divisas fue la primera medida que tomó el equipo económico de Cambiemos. La implementó el entonces ministro Alfonso Prat Gay, apenas seis días después del recambio presidencial. Las sucesivas oleadas devaluatorias entre abril de 2018 y agosto de este año hicieron trizas el dogmatismo. Por eso la era macrista finaliza con un durísimo control de cambios que obliga a las empresas exportadoras a liquidar sus ventas en cinco días hábiles, impide el giro de dividendos al exterior, prohíbe las compras para atesoramiento por parte de las empresas y las limita a sólo 200 dólares por mes para los particulares.
El dólar también se valorizó en términos reales. La suba de precios al consumidor de estos cuatro años está en el orden del 290% (todavía faltan los datos oficiales de noviembre), por lo que el alza neta, una vez descontada la inflación, oscila entre 21% y 57%. Esto provocó enormes cambios en los precios relativos. Entre otras cosas, implicó un fuerte descenso de los salarios de los trabajadores medidos en dólares y un incremento en el peso de la deuda pública, ya que el 80% de los títulos fue emitido en moneda extranjera.