Podría decirse que el mercado “la ve”, pero hasta ahí nomás. Con el 2024 jugado y entrando en su recta final, los analistas creen que el gobierno podrá mantener la inflación relativamente controlada en el año 2025. Pero por ahora están lejos de comprar la versión oficial, o mejor dicho el anhelo, de que el índice rondará el 1 por ciento mensual. Tampoco comparten las proyecciones que elaboró el Ministerio de Economía a la hora de presentar formalmente el proyecto de Presupuesto 2025.

El pronóstico de la City es que el año entrante la inflación será de 28,1%, lo que implica un promedio mensual de 2,1%. Los parciales serán relativamente más altos en los primeros meses del año, con un 2,7% para enero, 2,4% en febrero y 2,5% para marzo, para luego descender levemente.

Esos números implican que, para llegar al resultado final anticipado, forzosamente en algún momento del año la suba de precios será menor al 2 por ciento mensual. En tanto, la inflación núcleo (que incluye todos los bienes y servicios que no están regulados ni tienen influencia estacional) estará levemente por debajo y será de 26,8% a lo largo de los 12 meses.

Las cifras se desprenden de las respuestas que 42 consultoras, centros de investigación y entidades financieras entregaron en la última semana de noviembre al Banco Central para la elaboración del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), la encuesta que la entidad realiza mensualmente para calibrar su política monetaria.

Por de pronto, en la calle Reconquista reaccionaron con satisfacción ante las conclusiones. De hecho, el directorio del BCRA resolvió el jueves reducir la tasa de política monetaria al 32% nominal anual (antes estaba en 35%) “en consideración de la consolidación observada en las expectativas de baja de la inflación”.

Un proceso más agresivo

En realidad, el gobierno espera que el proceso de desinflación, como lo llaman en el Palacio de Hacienda, sea mucho más agresivo. El proyecto de Presupuesto que había entrado en el Congreso (y que ahora no se sabe cuándo se tratará, ya que se anunció que lo dejarán fuera del temario de sesiones extraordinarias) marcaba una pauta de 18,3% de enero a diciembre del año próximo.

En su disertación en la Conferencia de Acción Política Conservadora, la reunión internacional de dirigentes de derecha que se realizó en Puerto Madero en la última semana, Luis Caputo pronosticó que la suba de precios rondará el 20%. Por supuesto que al hacer el balance de un año de gestión, el ministro no se privó de recordar la herencia recibida.

“Decir que íbamos a bajar la inflación minorista de 25% mensual a 2,7% hubiera parecido inédito y se hizo, además de recomponer precios relativos”, dijo “Toto” en relación al índice de su primer mes en el cargo, en diciembre del año pasado, y el de octubre último (el de noviembre se conocerá esta semana). En su exposición, Caputo recordó algunos datos favorables más, como la eliminación del déficit fiscal, y obvió los que no convenía citar, como la suba de la pobreza por encima del 50% y el ostensible retraso cambiario que erosionó la competitividad de los productos argentinos.

En el exterior tampoco están muy convencidos del rango del 18-20% que espera el gobierno. La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) publicó esta semana su propio informe sobre perspectivas de la economía global. Al hablar de Argentina, ponderó que «la desinflación continúa, ya que la inflación mensual alcanzó el 2,7% en octubre,su nivel más bajo desde noviembre de 2021». Sin embargo, estimó que para 2025 la inflación será de 29,8%. La cifra es muy inferior al anterior pronóstico que había dado el organismo (46,7%), pero es todavía superior al de las consultoras locales.

Con ese panorama, la expectativa es ver hacia cuál de todos esos valores se acerca más la aguja. Y también, aguardar cuáles serán las cartas del gobierno para que sus ilusiones se hagan realidad. El presidente Javier Milei afirmó que en caso de que el descenso de la inflación continúe un par de meses más, ordenará al Banco Central que el ritmo del crawling peg (las minidevaluaciones diarias del peso) descienda al 1 por ciento mensual. Una decisión de ese tipo, se entiende, agudizará aún más el deterioro del tipo de cambio real. ¿Profundizará el gobierno ese retraso?