Fue la apuesta del gobierno para regular el peso de las grandes empresas en la comercialización de los productos de consumo masivo. Después de votada, a fines de febrero, debió llegar en forma veloz la reglamentación, pero esta se detuvo. Efectos de la pandemia, dicen en el gobierno. Lo cierto es que la Ley de Góndolas, muy cuestionada tanto por las empresas fabricantes de productos de consumo masivo como por las grandes cadenas de comercialización, se estancó.
Ahora, la Secretaría de Comercio Interior que dirige Paula Español asegura que logró encaminar la reglamentación. Una fuente con conocimiento del tema le dijo a Tiempo que en la Secretaría de Comercio Interior «estamos avanzando en la reglamentación de la Ley de Góndolas, la cual es fruto del diálogo con los actores involucrados, y en breve se estará publicando».
La reglamentación es el último paso para que la ley entre en vigor. Según la fuente, la norma sobre góndolas «promueve la participación de las pymes y de las empresas de la agricultura familiar en las grandes cadenas y permitirá que estos sectores logren mayor visibilización y cuenten con una mayor apertura del mercado».
Pocas herramientas
Es habitual escuchar que el Estado no tiene herramientas para intervenir contra los abusos de las grandes empresas. Augusto Costa, exsecretario de Comercio Interior y actual ministro de Producción de la Provincia de Buenos Aires reflexiona que «puede resultar inconcebible para muchos» que alguien sugiera que «el Estado tiene muy poco margen de acción para intervenir en el mercado».
Lo cierto es que el diagnóstico sobre estas carencias está desde hace mucho pero las medidas que se toman para intervenir son escasas ante la magnitud del problema.
Para Juan Pablo Costa, especialista del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), se debería dotar a los organismos de control estatal «de mayores capacidades» para cumplir su rol. El objetivo debería ser que todas las capacidades estatales giren «alrededor de la construcción de un mapa del sector con las cadenas de valor, los distintos eslabones, que le permitan al Estado tener una lectura lo más certera posible de cada uno de esos eslabones de las cadenas».
Según Costa, un diseño así permitiría conocer «cómo se forman los precios. Eso permite sacar conclusiones, permite ver dónde y en qué eslabones hay rentabilidad extraordinaria y habilita a actuar en consecuencia. Es avanzar hacia una mayor comprensión de cómo están funcionando los distintos mercados», agrega.
El experto de Cepa apuntó que la Ley de Góndolas es un nuevo punto de respaldo para el accionar estatal. «Es muy importante porque actúa sobre el eslabón de la comercialización, que es central porque en muchos casos es la base sobre la cual se empieza a desarrollar el fenómeno de concentración. La Ley de Góndolas apunta a forzar una diversificación empresaria en los distintos rubros. La diversificación en la oferta es un impulso a las pymes, que es la forma de intentar reducir los niveles de concentración».
Finalmente, la Ley de Góndolas apunta a regular la comercialización de los productos de consumo masivo a fin de no tener que enfrentar a la producción, para lo cual habría que generar nuevas herramientas, por ahora lejanas al programa del gobierno nacional.
Buenas prácticas
Además de la reglamentación de la Ley de Góndolas, Comercio Interior se encuentra redactando «un código de buenas prácticas para evitar las maniobras predatorias que suelen encontrarse en el mercado debido a la diferencia de poder que existe entre los pequeños y los grandes jugadores», señaló la fuente consultada.
Para Comercio Interior, estas iniciativas «van en detrimento de la concentración y abren el juego a mayor cantidad de participantes en la producción y comercialización de productos». Para Costa, «todos esos sectores producen muy buenos productos, su problema es que tienen barreras de entrada, barreras no competitivas».