Las comisiones de la legislatura porteña ya están debatiendo el presupuesto del distrito de cara a 2019. Se espera que sea considerado por el recinto en los primeros días de noviembre. En líneas generales, y en el contexto de un ajuste general del gobierno nacional, las partidas locales sufrirán una fuerte poda en términos reales si se toma en cuenta la proyección de inflación del presupuesto nacional fijada en un 34%. Sin ir más lejos, el proyecto de ley contempla un incremento de los salarios de los empleados municipales, docentes y de la salud de apenas un 26% para todo 2019.
En algunos rubros, como “Cultura” o “Agua potable y alcantarillado”, el ajuste se expresará incluso en términos nominales, es decir con una quita directa de partidas con relación a las planificadas para el ejercicio que está en curso.
La excepción, sin embargo, es la que se refiere al pago de servicios e intereses de deuda de la Ciudad. En ese caso se verifica un incremento del 74% que se traducirá en una duplicación en su participación sobre el total del gasto. Es que, durante 2018, el ítem de deuda implicó una erogación equivalente al 4,6% del gasto público local mientras que, para el próximo ejercicio, está pautado que llegue hasta un 8,1% del total. Hace apenas cinco años, en 2013, la Ciudad de Buenos Aires destinaba sólo un 1,6% de sus gastos al pago de servicios e intereses de deuda.
En sentido inverso, para 2019, está pautado que el 15,3% del gasto se destine a Salud cuando, en 2018, debería llegar a un 22,1% y un 17,9% a Educación cuando para este año debería alcanzar una cifra equivalente al 25,8% del gasto total.
Los datos surgen de un informe realizado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda que destaca que las erogaciones por servicios de deuda pública se incrementarán, en términos reales, un 447% entre 2013 y 2019 y que, el otro ítem con comportamiento similar, será el de Seguridad Interior con un crecimiento del 283,3% en términos reales. Otros ítems, como Transporte o industria, en el mismo período sufrirán retrocesos en términos reales de 64,5% y 57% respectivamente.
Consultado por Tiempo Argentino, el jefe del bloque de legisladores porteños de Unidad Ciudadana, Carlos Tomada, aclaró que, en realidad, “el ajuste del presupuesto ya empezó este año. El gasto real va a ser inferior al de 2017 y están adelantando parte del ajuste vía sub ejecución. El 2019 va a ser el segundo año consecutivo de ajuste. El proyecto prevé un crecimiento de los gastos del 25,8% en términos nominales y una inflación promedio de 34%, un ajuste real de más del 6%”.
Por su parte, en diálogo con Tiempo, el legislador porteño del FIT-Partido Obrero, Gabriel Solano, confirmó que “al igual que a nivel nacional, la deuda en la Ciudad es el ítem que más crece en el presupuesto. Es el resultado directo de una deuda dolarizada y una tasa de interés que sigue creciendo como resultado de la política oficial.”.
Solano, continuó señalando que “la deuda contrasta con lo que ocurre en materia salarial: docentes y empleados públicos reciben aumentos por debajo de la inflación. También con la situación de la salud y la educación que están sufriendo una grave asfixia presupuestaria. Ya anunciaron que no habrá obras nuevas cuando hace falta, más que nunca, un plan de infraestructura escolar. Lo mismo con relación a la salud pública: el proyecto del 5×1 que promueve cierres y afecta a los hospitales monovalentes.”.
Tomada completó: “El criterio y las prioridades para ver donde recortar tiene el sello del Pro: más gasto en deuda y seguridad, menos en servicios públicos. Dentro de servicios sociales, las caídas reales afectan a casi todas las funciones. En el mensaje del proyecto reconocen que desde 2011 en la Ciudad hay una caída del empleo registrado. Sin embargo presentan un presupuesto que destina solamente el 0,7% del total a función trabajo, y que cae -20% en términos reales. Para esta administración el trabajo es una cuestión que resuelve el mercado.».
Los autores del estudio de la UNDAV también destacan que el peso de la deuda se vio especialmente agravado por la evolución del tipo de cambio. Con todo, a diferencia de las cuentas nacionales, señalan que el Gobierno de la Ciudad ostenta una situación de superávit fiscal primario. Sin embargo, para afrontar el pago de la deuda con un presupuesto equilibrado, las autoridades aspiran a encontrar la manera de incrementar los ingresos en $11 mil millones.
Gabriel Solano agregó que “el presupuesto, además, se ve afectado por el ajuste del gobierno nacional. Han traspasado gastos que correspondían a la Nación y, a la vez, impusieron a la Ciudad una reducción de ingresos brutos a las empresas generando un déficit de $15 mil millones.”.
En este contexto y con el propósito de obtener financiamiento extraordinario el gobierno promueve un incremento sensible en la recaudación tributaria y, en especial, del ABL que incrementará sus aportes en 6 mil millones de pesos sobre la base de un aumento del 38%.
Además, buscarán generar recursos extraordinarios para la venta de terrenos e inmuebles de la Villa Olímpica y por la vía de la recaudación no tributaria como, por ejemplo, las multas de las que esperan obtener un 54% más que este año equivalentes a más de $1.700 millones.
Así las cosas, al igual que el presupuesto nacional, la ley de leyes porteña apunta a garantizar las condiciones para el pago de la deuda sobre la base del bolsillo de los trabajadores y vecinos de la Ciudad.