La industria textil, que perdió cerca de 25 mil empleos desde la asunción de Mauricio Macri en diciembre de 2015, cargó contra la «falta de políticas» destinadas al sector por parte del gobierno nacional, cuestionó el direccionamiento de medidas favorable a los sectores financieros, renovó la crítica a la apertura importadora indiscriminada y se despegó de la responsabilidad de los altos precios de la indumentaria en el país.
«El Estado que cuestiona al sector textil por los precios es el mismo que nos cobra un 50,3% de impuestos sobre el valor final de una prenda. Se queda con la mitad de la renta», señaló el titular de la Fundación Pro Tejer, Jorge Sorabilla, en un encuentro con periodistas previo a la edición 2017 de la convención Pro Textil, que se realizó hoy en un hotel de esta ciudad.
El enfoque del gobierno, prosiguió el dirigente: «alienta las importaciones, que no solo no corrigen el problema sino que además lo agravan por la vía del desempleo».
La tensión quedó de manifiesto en la ausencia de altos funcionarios del gobierno. El presidente, Mauricio Macri, se excusó con Sorabilla el viernes por medio de una carta (hoy el mandatario hizo campaña política en el conurbano bonaerense) y, si bien la organización invitó a varios ministros de la Nación, ninguno asistió.
Tanto en el encuentro con la prensa, como en los discurso de apertura de la convención anual, la posición de los industriales textiles contrastó sensiblemente con la adoptada por la Unión Industrial Argentina (UIA), que acaba de conformar un cuadro directivo afín a la política nacional.
Sorabilla, integrante de ese cuadro directivo, aportó un primer discurso crítico, cargado de observaciones a la conducción de la economía: «La industria nacional -remarcó -no es la responsable de que la ropa en el país sea cara; los culpables son otros», y agregó: «El problema es que si el Estado no es eficiente la industria tampoco puede serlo. Los impuestos al trabajo y todas las imposiciones nacionales, provinciales, municipales, ingresos brutos generan sobrecostos y esto hace que la economía no sea competitiva».
Los textiles reconocieron que el gobierno tomó nota tras los primeros indicios de caída del mercado local por pérdida del poder adquisitivo del salario y por aumento de las importaciones. En ese contexto, recordaron, se convocó a una mesa de negociación que comparten con el sector del calzado. Pero a casi seis meses, la industria asegura que no se vieron resultados.
El director Ejecutivo de Pro Tejer, Ariel Schale, apuntó que tras la mesa sectorial se consolidaron las ventas por promociones de los bancos que, aseguró, «termina bancando finalmente la industria que se hace cargo finalmente del costo financiero de las operaciones. Cuanto más agresivo es el sistema de promoción financiera, más perjudicial es para la producción».
En línea con Sorabilla, Schale apuntó contra la ineficiencia del Estado cuando señaló que «la competitividad de la industria es un fenómeno básicamente compuesto por eficiencia sectorial que se monta sobre la competitividad sistémica del país».
Consultado por Tiempo sobre las alternativas que manejan las industrias textiles para revertir la situación, Sorabilla informó que en la mesa de diálogo antes mencionada las empresas están trabajando en un proyecto de ley para la formalización del eslabón de la confección. La iniciativa propone reducir al 50% las cargas patronales y los aportes de los trabajadores, adelantó el empresario que prevé que el proyecto ingresará al Congreso Nacional después de las elecciones legislativas del mes próximo. El proyecto, destacó el presidente de Pro Tejer, «es un avance producto de compartir un diagnóstico con el gobierno. El objetivo es bajar a la mitad los costos laborales no salariales para darle competitividad a la industria y que sea una especie de zanahoria para formalizar a la gente».
En el cruce con la prensa, los empresarios informaron que en julio el sector cayó un 15% y adelantaron que la industria va a cerrar el 2017 con una caída del 5%. En ese contexto, definieron las medidas del gobierno como «escasas frente a la magnitud del problema».
Sorabilla contó que las reuniones con los funcionarios públicos son «intensas» pero lamentó que no arribaron a un acuerdo. En tal sentido renovó el pedido de «un poco más porque todavía no recuperamos el nivel de actividad» y destacó que la Ley de Formalización Laboral «es algo pero falta».
Los hombres de negocios cuestionaron además los efectos de las importaciones. Tiempo preguntó por el rol de las grandes marcas, que integran la industria nacional pero se anotan también entre las grandes importadoras participando de los efectos negativos que enumeraron los empresarios. Frente a esa observación Sorabilla y Schale diferenciaron entre las importaciones que están autorizadas por un marco normativo oficial y aquellas que ingresan al país gracias con aval de la Justicia por medio de la contemplación de medidas cautelares que interponen las empresas.
Entre enero y septiembre, señalaron, las importaciones de prendas terminadas subieron 62%. En todo 2016, compararon, la importación había aumentado un 28%.
Otro eje de discusión fue la reforma laboral que impulsa el Poder Ejecutivo. Sorabilla pidió diferenciar el salario de bolsillo del costo laboral que, según consideró, tiene que ver con los rubros ART y litigiosidad.
El empresario, que también responde a la firma TN Platex, advirtió que la reforma laboral que impulsa Balcarce 50 «no debería atentar contra el salario de bolsillo» y agregó que «jubilaciones, aguinaldo, días por maternidad son conquistas que dan cuenta de una sociedad que evolucionó». Sorabilla sumó que «precarizar no estaría bien. Hay que ser competitivos respetando los derechos».
Por último, los textiles cargaron contra la política del Banco Central, que encabeza Federico Sturzenegger. Schale alertó por «el alto costo político de la política anti-inflacionaria» que desarrolla la entidad financiera y advirtió que «no se sabe hasta cuándo se va a poder sostener la tensión» en relación con el sector productivo.
La macroeconomía, prosiguió Schale, «erosiona toda buena voluntad» de las industrias mientras existe «una política obsesionada con la inflación» y funcionarios «dispuestos a pagar costos altísimos». En ese contexto, Schale lamentó que la situación general es «muy injusta para los industriales», que se ven obligados «a hacer malabarismo mientras en la otra cuadra (en el BCRA) se vive una fiesta».
El director Ejecutivo de Pro Tejer afirmó también que los textiles «no tenemos nada de sensibles» y cuestionó el interés del gobierno de que las industrias reconviertan sus negocios: «si reconvertir pasa por desmantelar nuestras empresas para fabricar cerveza tenemos un problema», concluyó.
Pese a las críticas al gobierno de Mauricio Macri, los textiles se despegaron también de los gobiernos kirchneristas. Sorabilla consideró que el gobierno anterior «se hizo trampa solo» porque «perjudicó un proceso industrial que asomó con fuerza en la primera parte de la década» pasada.
Pymes en sintonía
El presidente de la Cámara de Insumos Textiles y de la Confederación General Empresaria (CGERA), Marcelo Fernández, expresó que las pymes textiles «compartimos el diagnóstico de Pro Tejer».
En diálogo con Tiempo, el empresario expresó que el mensaje de Sorabilla: «Es la realidad del sector textil y que se repite en otros sectores pymes». En ese marco, reclamó «lograr que los brotes verdes que ve el gobierno se vuelquen a la producción nacional, que es la generadora de empleo, y no vaya al consumo de productos importados», finalizó.
Tibio apoyo de la UIA
El presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Miguel Acevedo, prometió que apoyará al sector textil aunque le advirtió que como presidente de la entidad fabril tiene que hacer equilibrio con el resto de sus representados.
En la apertura de la convención Pro Textil, el dirigente aceitero consideró que el empleo de ese ámbito se puede fortalecer con una política sectorial de formalización y planteó que en el futuro será clave una política activa para bajar los costos tributarios.