A 20 meses de la llegada de la pandemia a la Argentina y según datos del Indec, el empleo se habría recuperado casi en su totalidad. Es que, según el último informe de mercado de trabajo, apenas el 8,2% de los argentinos se encuentra desempleado. El dato es el más bajo desde el año 2017 y refleja una recuperación sensible luego del pico del 13,2% que se registró en el segundo trimestre de 2020. Aquel porcentaje, sin embargo, encubría gran parte de la situación porque las medidas de restricción provocaron una retracción de la Población Económicamente Activa (PEA). Esto es, una reducción voluntaria del mercado de trabajo.
En rigor, y según estudios privados, lo niveles de empleo de aquel trimestre, calculados sobre una demanda de trabajo promedio, habrían arrojado un desempleo equivalente al 29 por ciento.
Más allá de las medidas de protección del empleo adoptadas por el gobierno en diciembre de 2019 y marzo de 2020 y que están siendo desmanteladas en forma gradual, en julio de 2020 se registraron 311 mil empleos registrados privados menos que un año antes y 260 mil con relación a marzo de ese año. La pandemia, las medidas de restricción y la política de las patronales implicó la destrucción del 4% de los puestos de trabajo registrado privado existentes.
En el sector informal, según el Indec, entre el primer trimestre de ese año y el segundo se destruyeron 1,7 millones de empleos equivalentes al 35 por ciento.
El reciente informe del Indec, que arrojó una caída del desempleo hasta el 8,2%, soslaya que, en septiembre de 2021 todavía existían 110 mil empleos registrados privados menos que en febrero de 2020, a la vez que se registraban unos 113 mil monotributistas más que en aquel entonces.
Por eso, se deduce que, incluso dentro del empleo formal, la crisis derivó en un proceso de precarización laboral.
Según un estudio del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) liderado por Claudio Lozano, entre el tercer trimestre de 2020 y el de este año el empleo informal se incrementó en un 35% contra un 9,3% del trabajo registrado incluyendo todas las modalidades, como el monotributo y el trabajo autónomo.
Ese proceso de precarización también sirve para explicar la apropiación regresiva del excedente económico que se registró durante la pandemia, cuando las remuneraciones perdieron 9,8 puntos de participación en el valor agregado de la economía.
La estrategia del gobierno, por el momento, se limita al impulso de proyectos para convertir planes Potenciar Trabajo de Desarrollo Social en trabajo registrado bajo convenio. «