La última reunión de Consejo Directivo de la CGT, del 12 de julio, resolvió detener el proceso de renovación de la conducción pautado para el 22 de agosto.
La resolución, adoptada días después del paro nacional del 25 de junio, se interpretó como un reforzamiento del triunvirato que conduce la central y, en particular, del espacio autodenominado dialoguista que lideran los Gordos (Héctor Daer, de Sanidad) y los Independientes (Gerardo Martínez, de UOCRA, y Andrés Rodríguez, de UPCN).
Sin embargo, ahora, y al ritmo del agravamiento del contexto económico y el ajuste sobre los trabajadores, el escenario volvió a enrarecerse y esta semana la conducción corre el riesgo de sufrir un tropezón que incluso podría forzar como desenlace una renovación anticipada y hasta la fractura de la CGT.
Es que, en la reunión que suspendió la renovación se anunció, sin que fuera formalizado en una resolución, la convocatoria a un plenario de secretarios generales para el próximo miércoles 29 de agosto. A diferencia del Comité Confederal, este organismo no tiene carácter resolutivo. A lo sumo, serviría para intercambiar opiniones y eventualmente suscribir una declaración de respaldo al triunvirato.
En el último período, la conducción pareció avanzar en el desgajamiento del bloque opositor que se había conformado entre el Movimiento de Acción Sindical (Masa), el Smata, la UOM, parte de las 62 Organizaciones, la Corriente Federal y el moyanismo, volviendo a confinar a un supuesto aislamiento a este último sector. Uno de los mecanismos implementados habría sido el de comprometerse con el Masa a integrarlo a la mesa chica de la conducción, cosa que, finalmente, no ocurrió en forma plena.
Ante este escenario, el espacio liderado por el taxista Omar Viviani y el ferroviario Sergio Sasia resolvió no participar del plenario de secretarios generales. Consultados por Tiempo sobre los motivos, desmintieron el incumplimiento del supuesto compromiso y explicaron que «esto se transformó en una guerra de halcones y palomas. Vamos a seguir trabajando a favor de la única solución posible que es la unidad de todo el movimiento obrero. Es una decisión firme (la de no participar). Quienes integran la CGT no lograron el consenso necesario».
En la última semana, además, el triunvirato circuló un borrador de declaración para que fuera aprobado por el plenario de secretarios generales, que sólo sirvió para consolidar un bloque opositor refractario a su contenido que, según pudo saber Tiempo, incluía un mandato a la conducción para tomar medidas cuando lo considerara necesario. Así, en la sede de la calle Lezica del sindicato de pilotos (APLA) se realizaron una serie de reuniones que, según los protagonistas, convocaron a más de 60 sindicatos que emitieron un comunicado propio exigiendo a la conducción un Confederal para resolver un plan de lucha y viabilizar el proceso de renovación de autoridades.
El bloque, sin embargo, no logró fijar una posición común acerca de la participación en el plenario. Según pudo saber Tiempo, el plenario se dividió en tres posiciones: participar para fijar esa posición de manera pública y en rechazo los términos del borrador; vaciar la convocatoria; y, la más extrema, reunirse en forma paralela emitiendo un comunicado propio instalando la posibilidad de una fractura.
Así las cosas, el triunvirato corre el riesgo de sufrir un serio desplante y que el plenario, concebido para lograr un respaldo, se transforme en su contrario. Es que los números indican que los secretarios generales que formalmente podrían participar a razón de uno por sindicato afiliado suman alrededor de 215, de los cuales, según varias fuentes consultadas, 140 responden a sindicatos representativos y realmente en actividad. En caso de que el «Grupo Lezica» defina no participar sumándose al Masa, que agrupa poco más de 30 sindicatos, entonces el plenario podría reunir apenas medio centenar de gremios, con lo que expondría una fuerte debilidad que podría provocar una fractura o desencadenar el postergado proceso de renovación.
Por ese motivo, hasta el jueves, el triunvirato no había girado las invitaciones a los secretarios generales, poniendo en duda la realización del cónclave del miércoles próximo. Anteayer, sin embargo, circuló una carta de invitación suscripta por los miembros del triunvirato pero en la que se omite la firma de puño y letra de los mismos. Dirigentes de la oposición aseguran que, en rigor, se trata de un tanteo exploratorio para que sea la reunión del Consejo Directivo, pautada para mañana, la que defina la convocatoria.
Mientras la CGT sigue enfrascada en su interna, los trabajadores de Télam cumplen dos meses de permanencia pacífica en defensa de sus puestos de trabajo, los docentes universitarios van por su cuarta semana de paro para quebrar la oferta del 10,8% y la inflación de los pobres llega al 34% interanual. «