La deuda pública no para de crecer, según lo señalan las propias estadísticas oficiales. El último informe de la Secretaría de Finanzas indica que al 31 de octubre la deuda de la Administración Central era de U$S 333.146 millones, con un incremento de U$S 961 millones en el último mes. Desde diciembre, con el inicio de la gestión de Alberto Fernández, el stock aumentó U$S 10.081 millones.
Las fuertes emisiones de títulos del mes pasado influyeron en esa suba. Según el análisis realizado por la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), en octubre se tomó deuda por el equivalente a U$S 6757 millones. Casi la mitad de esa suma corresponde a los bonos dollar-linked a que el Palacio de Hacienda emitió para contener la corrida cambiaria. Por el lado contrario, se cancelaron obligaciones por U$S 4874 millones, de los cuales casi un tercio eran adelantos transitorios del Banco Central. Otros conceptos, entre ellos criterios de valuación y los diferentes tipos de ajuste de la deuda en pesos, suavizaron el incremento del mes.
La continuidad del proceso de suba de esos pasivos llama la atención en un momento en que el gobierno parece haber encarrilado el frente externo. En septiembre concretó la reestructuración de los bonos en dólares bajo legislación extranjera, que le insumió cinco meses de trabajosas discusiones con poderosos fondos de inversión internacionales. Y enseguida logró lo mismo con los títulos emitidos según la ley argentina. Ambas operaciones comprendieron un poco más de U$S 100 mil millones. El canje significó mayores plazos, menores tasas de interés a pagar y hasta una leve quita de capital. Acto seguido comenzó la negociación con el Fondo Monetario Internacional, que involucra otros U$S 44 mil millones, y cuyo último capítulo fue la reciente visita de una misión (ver aparte).
Entre los factores que contribuyeron a agrandar el stock total se encuentran los adelantos transitorios otorgados por el Banco Central, que el Ejecutivo utilizó para atender no sólo el déficit, sino -especiamete- los paquetes de ayuda extraordinaria motivados por el Covid-19. Traducidos a dólares, esos fondos entregados por el BCRA totalizan unos U$S 7810 millones, un 61% más que a fines de 2019. Preocupado por la excesiva liquidez que generaron esos adelantos, como por la desconfianza que generó en los mercados (donde muchos analistas lo creen un combustible para alimentar la suba del dólar), el ministro Martín Guzmán dispuso un cambio de estrategia para las próximas emisiones de títulos: el objetivo será lograr el monto de los vencimientos que siguen a cada licitación más un colchón del 10 por ciento; el resto será utilizado para ir cancelando, de manera anticipada, esas deudas con el Central.
En el equipo económico se atribuyen como un punto a favor que se redujo, aun cuando en forma mínima, la proporción de deuda en moneda extranjera; en diciembre orillaba el 78% y ahora está por debajo del 76 por ciento. «Buscamos normalizar el mercado de deuda pública en pesos y así poder tener mayor profundidad en los instrumentos de ahorro y de financiación en pesos», dijo Guzmán en su reciente exposición sobre el Presupuesto 2021 en el Senado. La excepción fue la emisión a comienzos de noviembre de dos títulos en dólares por U$S 750 millones, que había sido prometida durante la discusión del canje de bonos a fondos de inversión que buscaban retirarse del mercado local y con sus compras estaban presionando sobre el dólar financiero.
Para el futuro, el gobierno envió al Congreso un proyecto que ya se está discutiendo en el Senado, que exige aval parlamentario a cualquier deuda que se tome en moneda extranjera, incluyendo en forma expresa los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.
Aun con esas prevenciones, el fin de año pinta difícil para el Tesoro. De acuerdo al estudio que realizó la OPC, en diciembre hay vencimientos por $ 515 mil millones, más préstamos internacionales por U$S 237 millones. Entre los compromisos más importantes están los del viernes 4 (Lecer por $ 188 mil millones), martes 22 (Lebad por $ 63 mil millones) y miércoles 30 (Ledes por $ 145 mil millones). El gobierno cuenta a su favor el éxito de la renovación de $ 170 mil millones del jueves pasado con una ayuda de los bancos. «
Concluyó la visita de la misión del FMI
Con el regreso de la delegación del FMI a Washington finaliza otra etapa de la negociación para refinanciar la deuda de U$S 44 mil millones con el organismo. La comitiva capitaneada por Julie Kozack permaneció dos semanas en el país entrevistando a funcionarios, economistas y dirigentes. La visita no estuvo exenta de complicaciones porque un test de coronavirus a Luis Cubeddu, el número dos de la misión, dio positivo, lo que obligó a que muchos de los encuentros tuvieran que hacerse de manera virtual.
De acuerdo con lo que trascendió, los visitantes pidieron al ministro de Economía, Martín Guzmán, un sendero preciso de reducción del déficit fiscal, que está planteado para el año que viene en 4,5% del PBI. Guzmán confía en que pueda ser menor, pero a cambio reclamaría que el Fondo no plantee reformas estructurales en rubros como jubilación, impuestos y legislación laboral y que deje en manos del gobierno la selección de caminos para lograr el equilibrio a mediano plazo.
Mientras la misión elabora su informe para elevar al directorio, viene el tiempo de la negociación política. Guzmán ya arrancó: este viernes, en la reunión virtual de ministros de Finanzas del G-20, agradeció a sus pares «por haber apoyado el proceso de reestructuración de la deuda argentina» y pidió respaldo para que los representantes de esos países en el FMI aprueben un nuevo programa de mayor duración que reemplace el stand by caído el año pasado. «Ahora también los necesitaremos», les dijo. «