Las mejoras prometidas hasta el hartazgo por el oficialismo de cara al segundo semestre no sólo no llegan, sino que los números expresan precisamente lo contrario. El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) rindió una serie de informes que vuelven a marcar la caída de la economía y la pérdida del poder adquisitivo de los asalariados. Una familia necesita más de 13 mil pesos para no caer en la pobreza. En tanto, el PBI mostró una fuerte caída del 3.8%, explicada en parte por una fuerte retracción en las inversiones productivas.
La Canasta Básica Total (CBT), que determina cuánto dinero se necesita para no quedar por debajo de la línea de pobreza, volvió a subir. Ahora, un matrimonio con dos hijos requiere de $ 13.126,29 para no ser pobre, mientras que necesita $ 5446,59 para no caer en la indigencia.
Los números publicados por el Indec refieren a noviembre de este año. La cifra señalada creció un 16% con respecto a abril de este año, cuando el organismo volvió a emitir el informe mensual. Va por el octavo mes a la suba, con igual cantidad de meses calculados.
El Producto Bruto Interno (PBI) del tercer trimestre de 2016 volvió a sufrir una tremenda caída que superó incluso la baja del trimestre anterior, la cual había encendido todas las alarmas. En el período julio-septiembre, el Indec informó una variación negativa del 3,8%, con respecto al mismo tramo de 2015. En el segmento abril-junio, había caído un 3,7%. El primer trimestre del año, en tanto, fue el único positivo: 0,6%. En el acumulado anual, el último trimestre muestra una baja del 2,4%.
Por su parte, el Centro de Estudios Económicos de Orlando Ferreres muestra números similares, pero con una salvedad que considera esperanzadora. El estudio realizó un desglose mensual, según el cual la actividad económica cayó el 1,4% en noviembre en comparación con igual período de 2015 y acumuló en el año una baja del 2,6%. Si bien en términos trimestrales la baja fue pronunciada, este informe privado sostiene que en noviembre hubo un alza de 0,4% con relación a octubre, lo cual resulta esperanzador.
Estos números son muy distintos a los esperados por el macrismo para este tramo, según se desprende de las declaraciones expresadas por sus propios ministros. El famoso segundo semestre, para el cual el oficialismo auguraba una reactivación económica, llegó con las cifras más negativas del año.
La oferta global cayó en un 3,1%, debido a la baja del 3,8% en el PBI y del 0,6 en las importaciones. En tanto, la demanda global sufrió una baja del 2,5% en las exportaciones y una resonante caída del 8,3% en la Formación Bruta del Capital Fijo (FBFC). Este último número es muy significativo porque indica una fuerte retracción en inversiones productivas, las cuales estaban llamadas a ser la carta ganadora del macrismo, con la recordada promesa de la lluvia de dólares.
Según el informe, esta caída se debió a la disminución de 3,2% de la inversión en construcciones, de 17,8% de otras construcciones, 5,2% en maquinaria y equipo y un aumento de 2,1% en equipo de transporte. En este último ítem, la suba se explica por un rol muy importante de las importaciones, que crecieron en un 25,2%, mientras que el componente nacional cayó un 11,1%.
En otros sectores, la tendencia es la misma. Actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler experimentó una baja del FBFC del 2%, la misma que sufrieron restaurantes y hoteles. De manera sorpresiva, los servicios financieros también cayeron: 5,5%. Además, comercio mayorista y minorista y reparaciones tuvo un decrecimiento del 5%. La industria manufacturera registró una baja en el nivel de actividad del 8%. Entre las pocas variaciones que subieron, la pesca fue la mayor, con un 11,7%.
La primera parte del segundo semestre, en lugar de traer aire, sumergió más a la actividad económica, mientras que la lluvia de dólares siquiera llegó a ser un chubasco. La luz al final del túnel prometida por Michetti sigue sin aparecer.