La conjunción de un mayor crecimiento de la economía y un menor déficit fiscal en el primer semestre, respecto de los previstos, abre la posibilidad de una campaña electoral oficialista con mayores espaldas financieras o, como dice un funcionario del gobierno nacional, «más sustentable» respecto de los anuncios casi diarios en los que entra en juego alguna partida de fondos con origen en el Estado.
En el gobierno ya se toma como un dato que la economía crecerá este año más del 7% y que eso se verá con plenitud en el segundo semestre.
Respecto de la marcha del déficit fiscal, el primer semestre acumuló un déficit primario de $ 208.098 millones, lo que equivale a apenas un 0,5% del PBI. En tanto, el déficit financiero (aquel que surge cuando se suman los pagos por intereses de la deuda pública) fue de $ 514.005 millones, es decir, el 1,3% del PBI.
Se trata de números que el macrismo no alcanzó a pesar de su cruzada por achicar el déficit fiscal por la vía de reducir los gastos.
La consultora LCG señaló que «más allá de la moderación del gasto en la primera parte del año respecto a lo inicialmente esperado, la contabilización de $ 170.000 millones originados en el Aporte Solidario resultan un pilar la ‘mejora’ de la posición fiscal en lo que va del año. Sin ellos, el déficit primario treparía a niveles cercanos a $ 380.000 millones, 0,9% del PBI». Así y todo, ese 0,9% está muy alejado del 4,5% de déficit previsto en el Presupuesto de este año.
Cómo sigue
Tanto LCG como otras consultoras prevén que en el resto del año subirá el gasto, en parte utilizando el «ahorro» logrado en el primer semstre.»En un año en el cual el oficialismo intentará revalidar su gestión, las presiones dentro de la coalición de gobierno para aumentar el gasto en asistencia se harán sentir cada vez más. Ya sin el grueso de los ingresos derivados del Aporte Solidario, la posición fiscal sufrirá un marcado deterioro en los próximos meses», anticipa LCG.
«No obstante, con una dinámica fiscal que muestra números mejores que los esperados, entendemos que el ministro Guzmán cederá a esas presiones pero aun así sobrecumplirá la meta de déficit primario de 4,5% del PBI establecida en el Presupuesto 2021. Con esta estrategia podría mostrar un mayor compromiso de cara a las negociaciones que lleva cabo con acreedores y FMI y, en paralelo, satisfacer los reclamos domésticos. A su vez, aliviaría en buena medida las necesidades de financiamiento para lo que queda del año», pronosticó.
En este contexto, LCG proyectó un déficit primario por debajo del 4% del PBI en 2021. «El desafío se traslada a 2022, cuando la ausencia de los ingresos extraordinarios por el aporte solidario, los DEGs aportados por el FMI y la mejora de los precios internacionales exijan un recorte más acentuado del gasto para lograr una gradual convergencia fiscal», advierte la consultora.
Pero los cálculos a futuro deberán tomar en cuenta una mejora de la recaudación en los próximos meses producto de la recuperación de la actividad económica. Más movimiento económico implica más ingresos fiscales por IVA, Ganancias e impuestos internos. Es posible que caigan algo los ingresos por retenciones ya que el grueso de las exportaciones de granos se produjo en los meses anteriores.
De ser así, el ministro de Economía, Martín Guzmán, habría ganado la partida que jugó contra los que lo presionaron para que ajustara las clavijas en los primeros meses del año. «