Uno de los empresarios que habló con Tiempo en los pasillos del Alvear Palace Hotel, durante la celebración del Consejo de las Américas, fue Gustavo Grobocopatel, presidente del grupo económico Los Grobo, dedicado a la producción y a la exportación agroindustrial.
-¿Qué análisis hizo en los días posteriores a las PASO?
-La sorpresa nos alcanzó a todos, pero fue por la magnitud, no por la tendencia. Hace muchos años que la sociedad está cansada de la corporación política, que ha estado pensando más en cómo acceder al poder que en los problemas de la gente. A mí me parece que el mensaje claro de las urnas va en ese sentido y por supuesto que está bueno. Lo que preocupa es que, como siempre en este país bendito, estas cosas son abruptas, a los cachetazos, y después no queda nada. En la época del “que se vayan todos” no se fue nadie y quedó una política peor. Esta idea de renovación y de revisión de la política debería basarse en una estructura más fuerte, y en consecuencia, en consensos más fuertes.
-¿Qué tipo de consensos necesita el país, desde su punto de vista?
-Necesita un acuerdo muy amplio sobre las reformas que hay que hacer, las transformaciones, para decirlo de otra manera. Transformaciones que no necesariamente requieren ajuste. Algunas sí, porque están desequilibradas, pero otras no. En otras cosas esas reformas van a más derechos y a consolidación de derechos. Hay que discutirlas una por una, sin prejuicios, sin ataduras al pasado, mirando al futuro. Entonces esta corporación política, con las renovaciones que vengan…
-Usted no habla de casta, sino de corporación…
-Yo creo que cuando uno gana la elección tiene la obligación de ser generoso con los que perdieron y de abrir las puertas del Estado para que entren todos. Si logramos que el próximo presidente haga eso es un paso inicial fundamental.
-Dos de los candidatos mejor posicionados plantean la prioridad de establecer el orden en el país ¿Cómo se lleva con esa idea?
-El orden significa muchas cosas, hay distintos niveles de orden. En Argentina estamos con muchos desórdenes. Tenemos una cantidad de pobres increíble, gente que está afuera del sistema, bienes públicos que no cumplen su función, desequilibrios macroeconómicos que afectan el funcionamiento de los actores económicos. Está todo desordenado.
-¿Y por dónde empezaría?
-Lo primero es tener un líder legítimo que amplíe, que abrace a todos los sectores, y que llame a la ciudadanía a caminar hacia una visión compartida.
-¿A qué se refiere cuando habla de reformas con inclusión?
-El sector empresarial no necesariamente conoce el tema de los excluidos, está mirando su negocio. La sociedad primero le tiene que pedir al empresario que cuide su negocio, su trabajo, que pague más impuestos y dé más trabajo. Pero no es suficiente, no es factible ser un empresario exitoso en una sociedad que no lo es. Eso se sabe hace mucho tiempo. Los empresarios tenemos que empezar a mirar con un ojo la empresa y con otro la sociedad.
-¿Cuál es su idea de una reforma laboral?
-Ese problema trasciende los derechos específicos de largo plazo. El mundo está cambiando. Hoy defendés derechos en un trabajo que no va a subsistir en cinco años. Hay que ver de qué manera facilitamos la transformación de ese trabajo. En el fondo no es el trabajo, es el empleo. Para conservar el empleo hay que cambiar de trabajo. La clave es ver cómo hacemos para facilitar ese camino de cambiar de trabajo, que la gente pueda tener capacidades para hacerlo y mantenga el empleo. Tenés que conservar los derechos, ¿qué derechos tiene una persona si el lugar donde trabaja se cae?
-¿Qué balance hace del gobierno del Frente de Todos?
-El gobierno de Cristina y de Alberto fue de una penosa calidad de gestión. No hubo gestión, fue incorrecta, inversa a lo que había que hacer. El campo tendría que estar produciendo el doble, no lo hicimos porque nos pusieron el pie arriba de la cabeza. El Estado creció al doble pero la pobreza también. Lo estamos pagando y lo vamos a seguir pagando varios años más.
-¿Cómo analiza una posible continuidad a través de Sergio Massa?
-Estoy siempre a favor de los cambios y de las no reelecciones. Por una cuestión de controles.