El miércoles se conoció el índice de pobreza que, tal como adelantó este diario, superó el 40% durante el primer semestre del año. Prácticamente en forma sincronizada, el Ministerio de Trabajo reunió al Consejo del Salario con el propósito de actualizar el haber y, de esa manera, compensar una noticia amarga con una señal de recomposición de los ingresos para los sectores más relegados.
Allí se acordó llevar el haber hasta los $ 156 mil para diciembre y plasmar una suba acumulada durante el año de un 152 por ciento.
Sin embargo, y a pesar de ese aumento, el haber del que dependen también la jubilación mínima y el salario inicial docente perderá un 14% de su poder adquisitivo comparado con la Canasta Básica Alimentaria. Es que, en caso de que evolucione en los últimos cuatro meses del año al ritmo de las proyecciones del IPC que surgen del Relevamiento de Expectativas de Mercado que publica el BCRA, la canasta que mide la línea de indigencia se encarecerá un 194 por ciento.
La situación puede ser aún más grave si, tal como viene ocurriendo, los precios de los alimentos escalan por encima del índice general de precios.
En la comparación de ese nuevo haber mínimo para el último mes del año con la proyección de la Canasta Básica Total, que mide la línea de pobreza, la pérdida del poder adquisitivo llegará al 11% y, si se contrasta contra el Índice de Precios al Consumidor (IPC), el salario mínimo en términos reales perderá un 8 por ciento.
El mismo impacto tendrá la inflación sobre los beneficiarios de los programas Potenciar Trabajo, que están fijados en un 50% del salario mínimo y que, en diciembre, llegarán a los $ 78 mil que representarán apenas el 39% del valor de una canasta de indigencia para una familia de dos adultos y dos menores.
Así las cosas, y tomando en cuenta la fuerte devaluación de la moneda que se produjo en agosto, los índices de pobreza y de indigencia del segundo semestre del año, lejos de contraerse, se incrementarán con relación al 40,1% y el 9,2% que marcaron respectivamente en la primera mitad del año. El dato se conocerá recién en marzo de 2024.
Resta determinar el impacto de las medidas de recomposición del ingreso que anunció el gobierno en las últimas semanas como los bonos para trabajadores registrados, beneficiarios de planes Potenciar Trabajo y trabajadores informales, así como la devolución del IVA.
Esta última cuenta con un tope de devolución de $18 mil que, a diciembre, representarán un 11% de ese haber y, por lo tanto, serán insuficientes para garantizar el poder adquisitivo del salario mínimo de un año atrás y mucho menos, para recuperar el 27% que ese ingreso resignó desde diciembre de 2019 o el 43% que perdió desde diciembre de 2016.
Pero además, todas esas medidas tienen un carácter paliativo y, por lo tanto, un alcance circunstancial en la medida que expirarán a fin de año, consolidando ese haber mínimo devaluado.
Trabajadores pobres
Pero, a diferencia de otros momentos históricos, la pobreza no resulta un problema exclusivo de quienes se encuentran desempleados o trabajando en la informalidad. Un estudio realizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), orientado a buscar una explicación a la consolidación de la pobreza, se detiene en analizar la evolución del salario de los trabajadores registrados.
De allí surge que la mediana (el indicador que divide por mitades una muestra) del salario neto de los trabajadores registrados del sector privado, también sufrió una marcada desvalorización en los últimos seis años. Mientras que en septiembre de 2017 representaba el 112,2% del valor de la Canasta Básica Total, en agosto de este año equivale a apenas el 85% de lo que necesita una familia para no caer en una situación de pobreza.
De esta manera, sea cual fuera el próximo gobierno, si se propusiera resolver al menos parcialmente el problema de la pobreza deberá enfocarse especialmente en la mejora de los salarios. El mínimo, el informal y también el de los trabajadores bajo convenio.
En este punto resulta ineludible poner de relieve la responsabilidad de la CGT y el resto de las centrales sindicales. «