Según datos del INDEC publicados el miércoles una familia compuesta por dos adultos y dos menores necesitó en diciembre $76.146 para afrontar el costo de los bienes y servicios necesarios para que su hogar no caiga debajo de la línea de pobreza. El salario mínimo vital y móvil fijado durante ese mes en $ 31.938 representa apenas el 42% de ese valor.
La comparación resulta relevante porque ese valor establece una pauta para la jubilación mínima y el inicial docente, oficia de piso para los salarios registrados, de referencia para los no registrados pero también y fundamentalmente para los planes Potenciar Trabajo que reciben mensualmente 1,1 millón de beneficiarios todos los meses por un valor equivalente al 50% de ese haber.
Esa relación entre el haber mínimo y la línea de pobreza había alcanzado un mínimo en febrero y marzo de 2021 cuando un salario mínimo alcanzaba apenas para afrontar el 35% del valor de la Canasta Básica Total que mide el umbral de pobreza. Allí comenzó un proceso de recuperación que alcanzó un pico en octubre de este año cuando llegó al 44% para luego mermar levemente. El próximo aumento del haber está agendado para el mes de febrero cuando llegará hasta los $32.963 según lo acordado en septiembre pasado cuando se revisó el incremento original pautado en un 35% para llevarlo hasta el 52,7%.
Desde que el INDEC reanudó integralmente sus estudios estadísticos en 2016 el punto máximo de esa relación se verificó en enero de 2017 cuando el mínimo llegó a representar el 60,5% de la CBT.
Con todo, la suba de la CBT que en diciembre alcanzó fue del 3% con relación al mes anterior, acumuló un incremento anual del 40,5% que la ubica diez puntos por detrás de la inflación general acumulada que marca el IPC que en todo 2021 escaló un 50,9% en todo el país. Este resultado debiera verificarse en una reducción de los índices de pobreza del segundo semestre de este año con relación al primero que se conocerán el 30 de marzo y que, según el último indicador, afectaban al 40,6% de la población.
El marcado diferencial entre la suba de precios general y el de la Canasta Básica Total, según fuentes del INDEC, se explica por la ponderación de los rubros que existen entre una y otra canasta así como de los productos que integran cada una de ellas. Por caso, el rubro alimentos que arrojó una suba del 50,3% en el IPC tiene una ponderación del 23% en esa canasta mientras que representa el 33% de la CBT a la vez que incluye unos 200 productos en el IPC mientras que en la CBA se toman apenas 30 de ese total que representan consumos más esenciales.
Si se toma en cuenta que en julio 2021 la variación interanual de la CBT había llegado al 52% para descender abruptamente a partir de octubre de ese año es posible inferir que la política de congelamiento de precios de la secretaria de comercio se haya enfocado especialmente en aquellos productos que componen la CBT.
La variación interanual de la Canasta Básica Alimentaria que mide el nivel de la indigencia y sólo se enfoca en los alimentos necesarios para reunir las calorías que garanticen eludir la desnutrición biológica de las personas llegó hasta el 45,3% luego de una suba en diciembre del 3,9%. Una familia de cuatro integrantes necesitó en diciembre $32.964 para escapar de esa situación.