El próximo gobierno deberá lidiar con un frente externo muy adverso en su primer semestre. Entre enero y junio de 2020, se encontrará con vencimientos de deuda que le insumirán más de U$S 43 mil millones, entre amortización de capital e intereses. Será la pesada herencia de este mandato, que deberá administrar esta misma gestión, si es reelecta, o la fuerza que se imponga en los comicios de octubre.
La Secretaría de Finanzas reconoció esas cifras al actualizar el informe trimestral sobre la deuda de la Administración Pública central. Al 30 de junio el total de compromisos acumulados era equivalente a U$S 337.267 millones, superando en poco más de U$S 12 mil millones el monto de fines de marzo. La diferencia se explicó principalmente por el ingreso de una nueva remesa del préstamo del FMI, organismo que ya es acreedor de casi el 12% del total (U$S 38.940 millones).
En las planillas que componen el documento, queda de manifiesto que los vencimientos de capital para el primer semestre del año próximo totalizan U$S 33.748 millones. Los meses más complicados son abril y mayo, en los que se deben cancelar diversas series de Bonar, en dólares, y Boncer, en pesos. A ello hay que agregar otros U$S 9.339 millones en concepto de intereses. De todas maneras, en Hacienda manejan números bastante inferiores porque dan por sentado que una parte de esas obligaciones, tomadas a manos de otros organismos intraestatales, será refinanciada de manera casi automática.
Así y todo, la concentración de deuda a atender en el corto plazo es tan grande que el gobierno decidió un default parcial sobre las letras en circulación. Sólo el 15% de las Letes, Lecap, Lelink y Lecer serán canceladas en los plazos originales y el resto será abonado recién entre tres y seis meses más tarde. Aunque eso alivia la presión en lo inmediato, algunos de esos pagos se agregarán al ya complicadísimo cronograma que espera a partir de enero.
Al momento de cerrar el cálculo, la deuda significaba algo más de $ 14,3 billones, traducida al tipo de cambio de final de junio ($ 42,44 por dólar). La devaluación de agosto elevó notablemente ese valor, puesto que el 76,77% de las obligaciones son en moneda extranjera, aunque al mismo tiempo licuó el monto en divisas de los compromisos en pesos. La relación deuda-PBI, que en marzo superaba el 87%, no fue informada dado que el INDEC todavía no finalizó la estimación de esa última variable.