Los economistas aseguran que el gobierno no podrá cumplir con el pronóstico de un crecimiento cercano al 4% después de caer un 2,5% en 2016 y prevén un horizonte con un leve repunte sin creación de empleo y con tensión social en crecimiento.
Tras la publicación por parte del Indec de la evolución de la actividad económica de 2016 el martes pasado, especialistas de diversos signos polemizaron por el futuro del PBI en un año caliente. Aldo Pignanelli, vinculado al Frente Renovador de Sergio Massa, dijo que la economía podría crecer este año entre el 2 y el 3% «de la mano del campo, que representa apenas un 5% de ocupación de la fuerza de trabajo», además del impulso de la obra pública y la intermediación financiera. «Pero como mucho, eso va a servir apenas para la recuperación de lo que se perdió en 2016», lamentó.
El economista analizó en diálogo con Tiempo que el gobierno «apunta a un tipo de crecimiento concentrado que no va a repercutir en el grueso de la población», y advirtió que en consecuencia «la tensión social va a ir en crecimiento» en un mercado laboral cada vez más precarizado.
En este contexto, afirmó que «no van a venir inversiones suficientes» porque «una economía con un tipo de cambio atrasado, con la actividad frenada y con una industria con una capacidad ociosa enorme no es atractiva para ningún inversor del mundo».
Del mismo modo se manifestó Andrés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales (CESO), quien prevé un crecimiento del 1% impulsado por el dólar planchado y la reactivación de la obra pública.
El economista, cercano a sectores políticos referenciados con la expresidenta Cristina Fernández, resaltó que esta alza no alcanzaría para compensar la caída del año pasado «ni tampoco va a ser generador de empleo. La construcción se va a recuperar pero los despidos seguirán en muchos sectores productivos».
Para Asiain, el gobierno va a tratar de reactivar el consumo por medio de créditos destinados a sectores que no incluyen al asalariado formal, «tirando abajo la paritaria y compensando a los trabajadores y sectores bajos con una política de social que sirva, por ejemplo, para compensar el impacto del tarifazo».
Respecto de la caída del 5,5% en la inversión el año pasado, dijo que «es mala praxis en la política económica. El gobierno quiso frenar el consumo y reactivar con inversión pero le salió al revés. También quiso terminar con los planes y el empleo informal, pero en el primer año cayó el empleo formal y aumentó el empleo público y el monotributo social», detalló.
En otros terrenos ideológicos la sensación de duda no es menor. El sacudón del PBI 2016 fue tal que incluso analistas muy próximos a la cosmovisión oficial se permitieron advertir que a este paso se está lejos del crecimiento del «3 o 4%» que vaticinó el gobierno.
En ese sentido, la falta de inversiones tanto de empresarios locales como de extranjeros ha sido uno de los elementos más preocupantes para este sector.
Con la publicación del informe del Indec parece haber germinado la duda incluso entre los más afines. Por caso, Economía & Regiones (E&R), que dirigiera el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, hasta asumir en ese cargo, anticipó que este año «no habrá un crecimiento genuino» sino apenas «un rebote estadístico». Para la consultora, la alternativa es el discurso de las empresas: reforma impositiva como medida incondicional; de otra manera, «no habría creación de puestos de trabajo privados genuinos, incremento salarial real ni un aumento sostenido del PBI per cápita».
Como excepción, Fausto Spotorno, de la consultora Orlando Ferreres, coincidió con el gobierno al vaticinar un crecimiento del 3,5%. No obstante reconoció que el ritmo no es el que esperaba el mercado: «La economía empezó a recuperarse en el segundo semestre pero sin volver a los niveles previos a la recesión que empezó en el segundo semestre de 2015», señaló a la agencia Télam. «
Nuevos datos marcan que sigue la depresión
Los datos insisten en darle la contra a la administración de Mauricio Macri. En la semana que culmina se dieron a conocer varios índices que marcan que la recuperación económica no aparece. El jueves pasado, la consultora que dirige Orlando Ferreres indicó que la actividad económica se contrajo un 2,3% en febrero, «influenciada por la anormal dinámica de la industria manufacturera», que se contrajo a un ritmo superior al 8% anual en febrero a raíz del comportamiento de los segmentos «Alimentos y Bebidas» y «Automotriz». Como contrapartida, el sector del agro y ganadería «continuó con datos alcistas» que reflejaron en febrero una suba del 7,2% interanual y un acumulado del 8,6%. El comercio, siempre según Ferreres, cayó un 3,9 por ciento.
Por su parte, Fiel consignó que en febrero la industria cayó un 9,5%. Fiel advirtió que «los indicadores que permiten anticipar una consolidación de la recuperación de la actividad industrial han mostrado un deterioro». «