El Fondo Monetario Internacional debe resolver sobre el giro de otros U$S 5400 millones a la Argentina. Se trata de la cuota prometida una vez que se apruebe el informe correspondiente al estado de la economía al 31 de marzo. Sin embargo, la ayuda será apenas un pasamanos: apenas llegue, gran parte de esa suma se irá a manos de acreedores y tenedores de bonos de la deuda.
Por ahora, el tratamiento del caso argentino no está incluido en el calendario de reuniones del Directorio Ejecutivo que ya se hizo público. Pero se descuenta que por tratarse del préstamo más importante que ha otorgado el organismo en toda su historia, lo analizará en pocos días más. Y también se da por hecho que aprobará el informe, teniendo en cuenta la fuerte presión del gobierno estadounidense para apuntalar a Mauricio Macri. Ese respaldo ya se ha traducido en gestos concretos como autorizar la venta de reservas en caso de una eventual nueva corrida cambiaria, a contramano de los manuales de la entidad.
Este desembolso será el quinto en el marco del préstamo stand by acordado hace un año. Con esta cuota se habrá girado el 78% del crédito prometido. Restará otra similar en septiembre y luego el flujo de dinero se reducirá a U$S 970 millones por trimestre hasta junio de 2021. La diferencia entre las gruesas remesas iniciales y las mucho más módicas a partir de diciembre también es un indicativo del claro sostén a la gestión que está por terminar su mandato.
Un trimestre difícil
Aunque el dinero pasará a formar parte de las reservas internacionales del Banco Central, no durará allí por mucho tiempo, ya que este trimestre hay importantes vencimientos de deuda pública que cubrir. Este jueves, sin ir más lejos, vencen U$S 2000 millones del bono dual que colocó la Secretaría de Finanzas el año pasado. En septiembre, además, hay un repo (operación de recompra de títulos garantizada por contrato) de Bonar 2025 por U$S 616 millones.
A ello se suman los fuertes vencimientos de Letes por U$S 6800 millones, según surge de los sucesivos llamados consignados en la web del Ministerio de Hacienda. Sólo en julio vencerán U$S 2400 millones, al igual que en septiembre, mientras que en agosto el compromiso será algo menor.
Con el mercado externo casi cerrado por el elevado riesgo país (la sobretasa que el mercado les exige a los bonos argentinos), la apuesta oficial es conseguir dinero en el ámbito local para despejar ya no las obligaciones inmediatas, cubiertas por esta cuota y las anteriores del FMI, sino las de los próximos meses, cuando el aporte de dólares de Washington sea más exiguo. Una es la refinanciación de las Letes, títulos de corto plazo emitidos en muchos casos este mismo año: hay 16 licitaciones anunciadas para antes de fin de año, tanto en dólares como en pesos, la primera de ellas a realizarse el 24 de este mes. Otra es sacar nuevos bonos que calcen con los vencimientos ya previstos. Con esa intención, el gobierno creó un nuevo título, el Bono del Tesoro a Tasa de Política Monetaria (Botapo), que junto con las Lelink (letras vinculadas a la evolución del dólar) ya aseguraron cerca del 70% del dinero que los tenedores del bono dual percibirán esta semana.
Un año después
Este efecto tubo (lo que entra por un lado se va enseguida por el otro) que se registra con el dinero que envía el FMI quedó asentado en la inestabilidad de las reservas internacionales del Banco Central. En los últimos dos meses y medio se fueron de esa cuenta los U$S 10.800 millones que giró la entidad en abril y otros U$S 2000 millones adicionales, en buena parte por las ventas diarias para atender los gastos diarios del Tesoro.
A un año de la firma del acuerdo stand by, el 60% de los U$S 39 mil millones que giró el Fondo se fue en pagos a los acreedores, ventas para detener la suba del dólar (sin éxito) y fuga de divisas. Lo más probable, como suele pasar en estos casos, es que este salvataje al sistema financiero tenga que ser respondido en los próximos años por la economía real, es decir, por todos los argentinos. «