La contundencia del paro nacional del transporte, que se concretó el miércoles pasado, movió varias estanterías. Una de ellas es la de la relación entre las dos facciones que se están cristalizando al interior de la conducción de la CGT.

De un lado se encuentra al sector mayoritario de la conducción de la central obrera, en el que se encuentran dos de los tres cosecretarios generales, Héctor Daer y Carlos Acuña. En el otro se halla el tercer cosecretario general, Pablo Moyano. El paro fortaleció esa tendencia a caminos divergentes.

El sector liderado por Daer y Acuña ignoró la medida de fuerza y sólo la tuvo en cuenta, en forma tangencial, en el repudio a la actitud provocadora del gobierno de Javier Milei, que usó diversos instrumentos de difusión pública para difamar a los sindicatos que hacían el paro y a sus referentes. La CGT emitió un comunicado pero no mencionó a los sindicatos ni a sus referentes atacados por el gobierno, tampoco la causa de ese ataque, el paro del miércoles 30 de octubre.

Incluso, hay algunos párrafos del texto que hasta podrían ser tomados como contrarios al paro. En uno asegura que “la complejidad de una coyuntura crítica exige la búsqueda de consensos, a partir del diálogo y la concertación”, justamente lo opuesto a una medida de fuerza. Agrega que “la democracia reclama tolerancia y cuidado en las formas: respeto y moderación”, algo que puede ser interpretado como dirigido a Milei, pero también hacia los que decidieron llevar a cabo el paro.

En el caso particular de Daer, el mismo miércoles 30 solo publicó un posteo en la red social X saludando a “todos los compañeros y compañeras ceramistas en su día”. En los días posteriores, en ocasión del 59° Congreso de la Federación Argentina de Trabajadores de la Sanidad (Fatsa), Daer puso de relieve su estrategia, enfocada en que cada sindicato rechace incorporar a su convenio iniciativas como el fondo de despido (Fatsa lo rechazó en su Congreso) mientras que la CGT negocia con el gobierno para moderar sus impulsos más radicales, como impedir el derecho de huelga o sumar a las causas de despido justo el bloqueo de empresas.

La idea de que hay que buscar consensos, diálogo y concertación no es compartida por el otro bloque de sindicatos. Tiempo habló con dos referentes de se espacio, Omar Plaini, titular del sindicato de Canillitas y secretario de Políticas Económicas y Sociales de la CGT, y con Héctor Amichetti, secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense.

En relación al paro del 30, Plaini planteó que es un deber “acompañar todas las expresiones de lucha” de los trabajadores porque “este modelo afecta a la clase trabajadora, ha crecido la pobreza y la indigencia. ¿Cómo no luchar y acompañar?”, se preguntó.

Plaini caracterizó que los trabajadores “se defienden” ante los “ataques constantes del gobierno de Milei, que nos descalifica en forma permanente”.

Respecto del rol de la CGT en esta etapa, consideró que, en la actualidad, la central obrera enfrenta un período de “claroscuros”, razón por la cual la central obrera tiene tres cosecretarios generales: “No hemos llegado a una conclusión común”, apuntó.

Respecto de la estrategia que propone que cada sindicato se atrinchere en la defensa de su propio convenio mientras se negocia con el gobierno cuestiones más generales, Plaini observó: “Uno defiende sus intereses profesionales, lo hacemos todos, cada cual a su manera, pero eso no implica sentarse a negociar con este gobierno que no quiere negociar”.

Plaini recordó que está pendiente de realización un plenario de secretarios generales de la CGT, cuya fecha de realización aún no se ha definido.

En tanto, Amichetti consideró que «el paro fue una demostración muy potente de lo que es la respuesta del movimiento sindical a la política destructiva del gobierno».

Agregó que «hay una parte importante de gremios que apoyamos la medida sin ser parte de la convocatoria, gremios de la CGT y las CTA que demuestra que estamos en la línea de confrontación abierta con el gobierno que viene por todo y está haciendo un daño enorme, que va a ser difícil de revertir».