El ex titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, evaluó que el escenario económico que presenta la Argentina luego de más de tres años de gobierno de Mauricio Macri es “más duro que la época de Martínez de Hoz”.
En diálogo con el programa Mañana Es Tarde, Méndez opinó que no es tiempo para la reforma laboral, bandera que está agitando el gobierno y parte del sector empresarial, especialmente el presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, Julio César Crivelli. “Todo tiene su tiempo –dijo Méndez–, no es una urgencia cierta, es decir de todos, políticos, empresarios y trabajadores. Tengo mucho respeto por Crivelli, pero así como se tiene que acabar el abuso de los sindicatos también el de los empresarios”.
El tema prioritario para los empresarios en la actualidad, consideró el industrial, “es el sistema impositivo. Y después de eso vienen otras cosas, puede venir la reforma laboral, no lo niego, pero no es una urgencia. Hay que revisar muchas cosas pero hay que hacerlas en el momento que correspondan y donde nadie se sienta afectado en la negociación”.
Respecto del gobierno de Cambiemos, y específicamente del presidente Mauricio Macri, no dejó lugar a dudas: “A mí me defraudó todo lo que hizo. No soy amigo ni tengo relación, pero la verdad es que no puso ‘amor’ en el sector industrial, y yo tengo una deformación profesional soy industrial, no un político. La Argentina tuvo un proceso de enorme deterioro del sector industrial en los últimos tres años.”
Consultado por con qué época compararía la actual, Méndez aseguró que “hay que remontarse muy atrás, a la época de Martínez de Hoz. Pero esto ha sido más duro, por las expectativas que creó. Uno no esperaba nada de Martínez de Hoz, sí lo esperaba de Macri. Entonces es mucho más duro”. Las expresiones del Méndez son coincidente con las que a mediados de mes realizó el vicepresidente de la UIA, Guillermo Moretti, quien alertó sobre el peligro del “industricidio”.
A pesar de su evaluación, Méndez aseguró que por su edad no tiene obligación de votar y no lo hará, ya que no lo convence “ninguno de los dos lados”.