El gobierno tomó prestados más de U$S 250 millones de la Anses. Lo hizo a través de una resolución conjunta de las secretarías de Finanzas y de Hacienda, la 65/19, conocida este martes. Mediante esa norma, se colocaron dos Letras del Tesoro a 177 días de plazo, con vencimiento en abril del año que viene.
Una de las letras es en pesos, por un valor de $ 12 mil millones, equivalentes a algo menos de U$S 200 millones, según la cotización vigente. La tasa de interés es la Badlar (promedio de las tasas a plazo fijo que entregan los bancos oficiales por depósitos superiores al millón de pesos) más 5%. La otra es en dólares, por un valor nominal de U$S 57,1 millones, aunque como la suscripción es con descuento el Tesoro embolsará unos dos millones de dólares menos.
La colocación fue realizada bajo el paraguas legal otorgado por la resolución conjunta de ambas Secretarías del 30 de septiembre pasado, que obliga a todas las dependencias del Estado a colocar sus excedentes de liquidez en Letes de no más de 180 días de plazo. Como contó Tiempo en aquella oportunidad, el objetivo era superar la reticencia de los encargados del FGS a autorizar una inversión en activos que habían sido defaulteados parcialmente por Hacienda, lo que ponía en duda la conveniencia de esa operación. “Las autoridades del Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS), han informado la disponibilidad de excedentes transitorios de liquidez”, señalan los considerandos de la resolución para justificar la decisión.
En los hechos, ese Fondo, creado para respaldar el sistema de jubilaciones y pensiones, se ha convertido en la única alternativa del gobierno para proveerse de dinero, habida cuenta del cierre de los mercados y de la decisión del FMI de frenar la asistencia prevista en el acuerdo stand by. Se trata, ni más ni menos, que del famoso financiamiento intraestatal, al que la gestión de Cambiemos había anunciado que dejaría de recurrir. Según su último informe de composición de la cartera de activos al 30 de junio de este año, el 62% del dinero del FGS está invertido en títulos públicos, lo que da una idea de que aquel objetivo no fue cumplido.