El consumo de energía en los hogares argentinos bajó después de los fuertes aumentos de tarifas que el gobierno impulsó en los últimos dos años. El fenómeno es mucho más acentuado en el caso del gas, mientras que en electricidad se nota la diferencia entre los usuarios residenciales, que también disminuyeron su consumo, y los industriales, que demandaron más energía que durante la recesión de 2016.
Según el Enargas, el año pasado los usuarios residenciales consumieron 9637 millones de metros cúbicos de gas, un 11,1% menos que los 10.841 millones requeridos en 2016. El portal Econojournal señala que es la mayor baja interanual registrada desde que el organismo regulador comenzó la serie estadística en 1993.
La reducción fue mayor aún en el área metropolitana: los clientes de Gas Natural Fenosa bajaron su demanda un 18,1% y los de Metrogas lo hicieron el 16,8 por ciento. Esta última empresa estuvo representada en la audiencia pública del 22 de febrero pasado por su gerente comercial, José Luis Fernández, quien admitió que la reducción en el suministro tuvo más vinculación con la recomposición tarifaria que con un invierno benigno: «Hubo un cambio en el comportamiento de los hogares tratando de consumir menos de este recurso no renovable. Eso provoca que los consumidores pasen a categorías más bajas donde el valor por metro cúbico de lo que consumen es de menor cuantía», detalló Fernández. La reticencia también fue importante en el área de Santa Fe y el noreste bonaerense, atendida por Litoral Gas (17,5%), y en Córdoba, Catamarca y La Rioja, donde opera Distribuidora Gas del Centro (17,1 por ciento).
Por su parte, Adeera (Asociación de Distribuidores de Energía Eléctrica de la República Argentina) también informó de una caída de 0,8% en la demanda de electricidad en todo el país durante 2017. En el área metropolitana de Buenos Aires y La Plata, servida por Edenor, Edesur y Edelap, la baja alcanzó a 3,19 por ciento. La reducción fue mayor en la franja residencial, que abarca el 42% de la demanda (bajó 2,77%) y sólo se vio una suba en grandes usuarios y no residenciales que consumen mayor potencia.
Cuidar la factura
El reclamo a la población para preservar estos recursos fue puesto sobre la mesa en varias oportunidades por el presidente Mauricio Macri. Insistió el lunes pasado en su visita al yacimiento de Vaca Muerta. Rodeado de obreros petroleros y cámaras de televisión, Macri enfatizó que «cuidando el consumo de gas y de electricidad también vamos a cuidar la factura», como si en ese ítem no tuvieran influencia los aumentos que autorizó el Ministerio de Energía desde diciembre de 2015 y que acumulan 681% y 1781% respectivamente en los rangos medios de consumo, según estimó la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA). Conocedor de que el debate sobre el tema iba a llegar un par de días después al Congreso, el primer mandatario dio letra a sus legisladores: «En Buenos Aires estamos consumiendo 70% más que en Montevideo y Santiago de Chile, a temperaturas similares», dijo.
Sin embargo, el Banco Mundial tiene una mirada bastante diferente a la del presidente. Según la web del organismo, que reproduce datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en nuestro país se consumen cada año 3052 kilowatts/hora por persona, algo por debajo que en Uruguay (3068 kw/h) y un cuarto menos que en Chile (3912 kw/h). Eso ubica a la Argentina en el puesto 65 del ranking mundial que encabezan Islandia (53.832 kw/h por persona), Noruega (23.000 kw/h) y Canadá (15.546 kw/h), donde el clima es mucho más frío. Si bien hay un atraso en los registros (las cifras pertenecen a 2014), difícilmente la situación haya cambiado mucho porque desde entonces el PBI, una medida de actividad que podría influir en el consumo de energía, subió el 7,5% en el país trasandino, un 8% del otro lado del Río de la Plata y apenas el 1,2% en la Argentina. «