El gobierno nacional tiene elevadas expectativas en que se cumpla el objetivo de sumar los U$S 5000 millones para las reservas del Banco Central en este mes gracias al nuevo esquema financiero armado para incentivar la venta de soja actualmente embuchada en los silobolsas.
El resultado de los primeros dos días de operaciones apuntalan las perspectivas oficiales. El lunes, los productores vendieron 1 millón de toneladas de porotos de soja y este martes entregaron otras 800 mil toneladas.
Según los datos oficiales, las ventas provendrían de “productores medianos”. En la Secretaría de Agricultura observaron que más que “los grandes jugadores o acopiadores, observamos que hay protagonismo de los medianos”. Los más chicos casi no participan porque ya vendieron su cosecha de soja para pagar gastos y preparar la próxima campaña que arranca en noviembre.
Los compradores fueron, según fuentes oficiales, 22 empresas dedicadas a la exportación de granos de soja y de subproductos (harina, aceite, pellets). Esas firmas exportadoras ya habrían liquidado solamente este martes U$S 320 millones, adquiridos por el Banco Central.
El ingreso de estos dólares sojeros estaría detrás de la caída de los valores de los dólares financieros. El dólar MEP –un rulo en el que los dólares contantes y sonantes terminan en una cuenta en la Argentina– perdió más de $ 8 en estos dos días. El dólar CCL –igual al MEP pero con final en una cuenta en el exterior– cayó $ 5.
La venta de porotos de soja por un volumen aún indeterminado (aunque las cerealeras prometieron igual los U$S 5000 millones) generará ingresos fiscales por retenciones por un valor de $ 200.000 millones que tendrán destinos específicos: un bono social para indigentes y programas de estímulo de la producción de pymes y economías regionales.
El costo
El esquema armado por el Ministerio de Economía y el Banco Central para arrimar divisas al Banco Central y así alcanzar la meta establecida en el acuerdo con el Fondo Monetario para el tercer trimestre (que cierra a fin de septiembre) no es inocuo.
El primer asunto para anotar en la cuenta es que la negociación puso de relieve que las exportadoras siguen teniendo la sartén por el mango. Estas empresas están en el centro del esquema del dólar soja: son las que piden al Banco Central que les adelante los 200 pesos por cada dólar que se comprometan a entregar antes del 30 de septiembre; luego, con esos pesos pagan al productor que vende el poroto de soja y, finalmente, entregan los dólares al BCRA. Hasta aquí no es necesario que se mueva un solo poroto de soja del silobolsa porque todo se hace a través de contratos y declaraciones juradas de ventas al exterior.
Esto podría indicar que la empresa exportadora ya tiene en su poder esos dólares por los que ahora se aseguró un valor de $ 200, un 42% más que el del mayorista del martes ($ 140).
El segundo tema es que como el BCRA pagará por cada dólar $ 60 más que el valor oficial, tendrá un quebranto de U$S 0,40 por dólar recibido. Esa diferencia será saldada por una letra del Tesoro en dólares a 10 años. El monto total de la letra dependerá de cuántos dólares comprometan las cerealeras; si cumplen con entregar U$S 5000 millones, el BCRA recibirá letras por U$S 2000 millones, que se sumarán a un patrimonio aquejado por un exceso de estos papeles intransferibles (verdaderos “pagadiós”) y una fuerte carencia de divisas de verdad.
El tercer asunto es que por cada dólar comprometido, el BCRA deberá emitir $ 200 mientras que en el régimen anterior sólo debía emitir $ 140. La diferencia suma un total de $ 300.000 millones. En Agricultura aseguran que una de las razones por las que el régimen es acotado solo al mes de septiembre es para evitar que la emisión pegue en la inflación con más fuerza.
Un coletazo secundario de esta emisión podría ser que el Banco Central tome la decisión de subir aún más la tasa de interés de referencia para absorber esos pesos y evitar que vayan a los dólares financieros.
Un cuarto aspecto es que la suba del valor de la soja durante este mes impulsará el precio de los alimentos balanceados que compran los productores de aves y cerdos. La previsión oficial es que podría haber impacto, por ahora indeterminado. Con todo, se admitió que CEPA, la cámara empresaria de industriales avícolas, se comunicó con el secretario Juan José Bahillo para expresarle su preocupación.
Todo esto sin contar con el hecho de que el gobierno estimula la idea de una devaluación y que otros sectores productivos ya comienzan a reclamar un tratamiento similar para sus exportaciones.
La cadena se rompió
Notablemente, la medida oficial provocó divisiones en la cadena de la soja. Los que están en el eslabón de la producción se quejaron; los que están en los eslabones de la industrialización y exportación, aplaudieron.
El presidente de la Sociedad Rural, Nicolás Pino, observó que “si bien debería representar una mejora en el valor del producto, está lejos de acercarse al precio internacional, como pasa en países vecinos como Uruguay o Paraguay». Agregó que se produce una injusticia con los que vendieron soja la semana pasada.
En tanto, el presidente de Federación Agraria Argentina, Carlos Achetoni, indicó que “se trata de una medida que, para intentar resolver una necesidad coyuntural del Estado, vuelve a brindar beneficios a los mismos actores de siempre. Una vez más, pese a que nos mencionó en su presentación como posibles destinatarios de un supuesto programa, los pequeños y medianos productores y las economías regionales no somos destinatarios ni beneficiados por las políticas públicas anunciadas”.
En Agricultura adelantaron que la semana que viene tendrán una reunión los representantes de la Mesa de Enlace para tratar este tema, además de incentivos para los productores más chicos que ya vendieron su producción y beneficios para las economías regionales.
En cambio, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, Gustavo Idígoras, subrayó “la mejora significativa” y el “impacto directo en el precio de la soja en el mercado interno”.
Sin embargo, Tiempo pudo saber que en las reuniones con funcionarios previas al lanzamiento del nuevo dólar soja, estas exportadoras creían que la venta de granos iba a ser más baja que lo que muestran estos dos primeros días de operaciones.